A todos nos agrada estar en paz con los demás. Al poder mirar con transparencia, sonreir y recibir su sonrisa, nos damos cuenta que tenemos paz con los demás y experimentamos el gozo de saber que los vínculos están sanos.
Pablo es un creyente que siempre está velando por estar en paz con los demás: “... en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres” (Romanos 12:18). El mismo fue un constante generador de paz entre los hombres. Si nos tomamos el tiempo de leer su brevísima carta a Filemón, hallaremos a un reconciliador de personas, a un restaurador de vínculos.
Los creyentes en Jesucristo tenemos maravillosos recursos como el perdón, la gracia, la Palabra y los dones como para ser nosotros mismos agentes de reconciliación.
JORGE GALLI
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