Equivocación Crasa
Llega el último mes del año y con él la tradición. ¡El escoger diciembre fue cosa de hombres y no de Dios, la historia no registra que fuera en esa época el nacimiento de Jesús!.
Pero, en medio de todo, se dan cosas hermosas, como el anhelo de algunos de pasar esos días en paz y solaz, no solamente en términos de ambiente sino de relaciones con los demás y eso es bueno. Permita el Señor que algunos se dispongan en su agenda añadir algún tiempo para elevar su mirada al cielo y reconocer que Jesucristo es el Señor.
Si fuéramos a hacer un inventario de los sucesos acaecidos cada año y su efecto sobre cada cual, podríamos decir que todo son oportunidades para impartir más fortaleza, sabiduría y madurez espiritual, entre otras cosas. Podemos concluir entonces que cada capítulo del libro que pasa a la historia deja sus tremendas enseñanzas las cuales nos apropiamos para seguir avanzando.
Cada día nos convencemos más que sin Dios en nuestras vidas es imposible continuar la vida que nos queda para adelante. No está fácil el panorama que vive la humanidad; Cada vez el futuro, para muchos, se hace más incierto. ¡Son tantos los que viven sin Dios y sin esperanza!.
No logro comprender cómo tantas personas inteligentes, talentosas, con conocimientos vastos, permanecen con la venda en los ojos; son sabios para unas cosas pero para lo fundamental y vital son necios. Ninguna posición, nombre, status social, fama o prestigio tiene más valor que la vida eterna. Todo es efímero; lo difrutas por un tiempo, y luego ¿Qué?.
Muchos creen que la vida que nos aguarda después de esta es mejor para todos. ¡Equivocación Crasa! Es mejor para el que, a tiempo se apercibe y reconoce que sin Cristo no hay esperanza. Pero, los que parten de este mundo sin reconocer esa verdad, aunque para el mundo hayan sido las personas de más renombre, pasarán la eternidad en condición peor que su más negra circunstancia en la tierra.
¡Hay tantos viviendo en tinieblas, evadiendo la luz que alumbra! La tierra está llena de la gloria de Dios, pero no la advierten. ¡Si sólo comprendieran lo inmenso del amor de Dios! ¡Si supieran lo que es Jesús para su paz y se dispusieran a vivir la diferencia!.
Jaime
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