Parte 34
Así las cosas el compañerito y el jefecito se comprometieron a buscar la chamba, y mis hermanos y yo nos encargaríamos de elaborarlas; la parte que nos correspondería a cada uno de nosotros sería del veinte por ciento de las utilidades, entonces, como a los dos días, el compañerillo logró el primer pedido que consistía en veinte gafetes de acrílico por el cual había cobrado doscientos pesos y convino con todos los demás "socios", que a mi se me quedara el total del importe del trabajito porque yo lo necesitaba más que ellos y todos accedieron, esto hizo que me sintiera motivado y agradecido con el compañerito.
Ese fue el único trabajo que mis "socios" el jefecito y su compañerito consiguieron en quince días mas o menos, y fue entonces que alguien me dijo de un anuncio que salió en el Diario de Xalapa, solicitando personas que se dedicaran a la serigrafía para elaborar la publicidad de un candidato a la alcaldía de Xalapa; que voy con el gafete impreso como única muestra, y la persona encargada de contratar los servicios de serigrafía, increíblemente me dio la chambota para elaborar muchas cosas para el candidato.
Yo con mi pechote blanco y con un gran orgullo les comuniqué a mis "socios" de la oportunidad tan grande que había conseguido. Las primeras cotizaciones las dí en compañía de mis hermanos Crispin y Mario, y empezamos a trabajar en el tallercito que anteriormente había construido, y el cual tuvimos que ampliar porque las necesidades de impresión así lo requerían. El jefecito se suponía que tenía que realizar todos los dibujos que se necesitaran, así como retocar algunos trabajos que así lo requerían, pero como la chamba iba en aumento le pedí al compañerito, craso error, que el se encargara de estar al pendiente del trabajo, de los cobros y de las compras de los materiales que se fueran necesitando porque no podíamos descuidar la producción, sin embargo, descuidamos el seguimiento correcto de las cuentas y del destino del dinero que ganábamos y que no era poco, y con eso, le dimos la oportunidad al compañerito y al jefecito de aprovecharse de nuestra confianza a su entero y regalado gusto.
Cuando comencé a darme cuenta de lo que estaba pasando, sugerí que contratáramos el servicio telefónico para que hubiera la suficiente comunicación con nuestro cliente para que lo atendiéramos como se merecía. Esto no les hizo mucha gracia a esos "socios" más sin embargo lo hicimos.
Al momento que les pedí que hiciéramos cuentas, se pusieron nerviosos y nos hicieron las cuentas del gran tirador como decía mi papá, que casi flotaban por lo infladas que estaban. Rescatamos algunos pesos y lo comenté con mis hermanos que disolviéramos la sociedad que de palabra hicimos con ellos, lo que a mis hermanos no les parecía buena idea porque ellos, según se suponía, tenían buenos contactos para seguir trabajando, así que les dije a mis hermanos que siguieran trabajando con ellos pero que yo me separaba de la sociedad porque estaba muy molesto por lo que nos hicieron; al ver mis hermanos que yo tenía razón, lo aceptaron y que le comunico al jefecito y a su compañerito que nuestra sociedad quedaba disuelta por los motivos que ellos conocían, lo cual por supuesto que los molestó quedando pequeños resentimientos del jefecito hacia mi.
Con el tiempo, mis hermanos y yo nos separamos para trabajar cada quién por su lado.
Pues bien, después de esta pequeña y necesaria explicación, continuemos.
Los problemas en el departamento continuaron hasta que conocí al nuevo Director de Enseñanza Media, quien al saber que yo era serigrafista, me dijo que si le podía sacar un diseño de un cristal para serigrafiar varios cristales con él y colocarlos en unas maquinitas de videojuegos que él comenzaba a fabricar y a distribuir en Xalapa y posteriormente en el estado de Veracruz y en otros estados vecinos; en ese tiempo mi compadre Manuel, por encargo del anterior Director de Enseñanza Media, era el encargado de fabricar todos los escudos para las escuelas del sistema con el logotipo de la Dirección en cantidades de veinte mil piezas o más, entonces el nuevo Director me invitó a hacer ese trabajo para lo cual ya se habían pedido varias cotizaciones, para ello, mi compadre Manuel había presentado una cotización si no mal recuerdo de un peso veinte centavos por pieza, y el jefecito también había presentado una cotización más baja, y yo, para no hacerle la competencia a mi compadre, presenté una cotización de un peso ochenta centavos por pieza, y como Manuel era conocido de la contadora que autorizaba los pedidos, que autoriza el de él y que se lo lleva al Director para que firmara de aceptado, y para sorpresa de ella, de Manuel y mía, que pide los otros presupuestos y que aprueba el mío, y que me da la chamba para hacer veinticinco mil escudos. Por un lado me sentía muy bien porque verdaderamente necesitaba ese trabajo que me permitiría solventar unos gastos urgentes, pero al mismo tiempo me sentía mal, porque seguramente Manuel se iba a sentir despojado por mí de ese trabajo, lo que desafortunadamente sucedió y me dejó de hablar mucho tiempo, bastante, hasta que recapacitó y me "perdonó" por esa situación.
El director me pasó del Departamento Audiovisual, en calidad de comisionado a la Dirección General, y después de cubrir cierto horario en un pequeño espacio que había para imprimir papelería en offset para el sistema, me dio libertad para hacer el trabajo de los escudos al mismo tiempo que le hacía nuevos diseños e impresiones en los cristales, yo por supuesto seguía cobrando mi sueldo como trabajador dependiente de Enseñanza Media y atendía la elaboración de los escudos en una casa que renté para ello, arriba del "Búho" un negocio de artesanías que tenía mi mamá adelantado de lo que era el cine "Xalapa", el cual dejé de rentar cuando terminé ese trabajo.
Entonces le pedí al Director, que el trabajo que requería para su negocio, lo hiciera yo en mi taller, y como el me proporcionaba todos los materiales que necesitaba para ello, y la ayuda que recibía de él en mi trabajo en la DGEM, no le cobraba nada, hasta que pasado algún tiempo en el que su producción iba en aumento, me dijo que sería justo que le pusiera precio a mi trabajo, así lo hice y junto con mi sueldo normal, tenía un excelente extra en mi percepción monetaria.