Proverbios 11:25 “El que es generoso prospera, el que reanima será reanimado”
En este tiempo donde el ser humano se ha vuelto cada vez más egocéntrico e individualista, te quiero desafiar a que me acompañes a pensar cómo desarrollar una actitud de generosidad dentro de tu familia y con todas las personas que te rodean.
Actuar con generosidad en nuestras familias implica dar de forma dadivosa y abundante. Para esto es importante estar atento a las necesidades de todos, dar sin esperar nada a cambio, pensar primero en la persona que tengo al lado y no en nosotros mismos.
Cuando no somos generosos, nos volvemos egoístas. Pensamos en qué me puede dar el otro, pensamos en qué necesito “yo”; en definitiva pensamos únicamente en nosotros mismos y en nuestras necesidades.
Diferente es desarrollar una actitud generosa dentro de nuestra familia. Al dar con generosidad mostramos una actitud de entrega, demostramos cuánto amamos a la persona que tenemos al lado y la importancia que tiene para nosotros. Dar con generosidad no se remite únicamente a algo material, implica mucho más que esto. Cuando nos damos de forma generosa, brindamos abundantemente lo que tenemos: tiempo, afecto, conocimiento, habilidades, dinero, entre otros. Cuando nos damos de forma generosa ponemos en evidencia de manera palpable el amor de Dios en nosotros.
Dar generosamente es una bendición. Jesús en Lucas 6:38 nos dice: “Den, y se les dará: se les echará en el regazo una medida llena, apretada, sacudida y desbordante…”. Cuando damos abundantemente recibimos abundantemente.
El mejor ejemplo de generosidad lo tenemos en nuestro Dios, que envío a su único hijo para que muriera por cada uno de nosotros. ¡Mayor generosidad y entrega que ésta no hay!
Por eso te invito a pensar ¿Qué actitud desarrollas dentro de tu familia? ¿Das de forma generosa? ¿Quién esta en primer lugar, los demás o vos mismo?
Carol Saracco
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