¡Cuántas personas deambulando por las diferentes ciudades del mundo con un insalubre propósito: encontrar algún ser humano que le proporcione la más mínima excusa para pelear con él! Desencajados. Mirando hacia los costados. Provocando. Una obsesión: alguien en quien descargar toda su furia.
Los relatos se repiten semanalmente en mi consultorio:
“Mi mamá me tiene harto con sus gritos. Salí a la calle tratando de que alguien simplemente me toque con su hombro para romperle la cara”.
“A mi mujer, que me irrita con su queja constante, ni loco le toco un pelo. ¿Entonces qué hago? Agarro el auto y salgo a ver con quién me puedo pelear”.
Las historias pueden variar, pero el proceso se repite. Generalmente la reacción presente se deriva de cuestiones añejas no resueltas.
Por lo cual, amigo, primer humilde consejo: “Mucho, pero mucho cuidado a quien le haces un mínimo gesto en la vía pública. No tienes la más mínima idea de la ira contenida que puede estar albergando otra persona”.
Lo que está demostrado por diversos estudios científicos y por nuestra propia experiencia es que “descargar la frustración” con un estallido de ira no nos “descarga” en lo más mínimo. Lo más probable es que terminemos con mayor carga de frustración y de sensaciones negativas.
Leyendo a Gary Chapman me pareció sensacional un camino totalmente opuesto que él propone para tratar el enojo. Lee esto con atención. Si quieres confecciona una tarjeta con esta frase. Haz lo que sea. Pero te pido por favor que por quince días reflexiones sobre ella. ¿Estás preparado? ¿Seguro? Bueno, allí va:
“El propósito fundamental del enojo es motivarnos a emprender acciones de amor positivas que dejen las cosas mejor que como las encontramos”.
Este autor propone una cantidad de pasos para tratar el enojo, pero el fin último se reduce a lo siguiente: Emprender Acciones Positivas y el Propósito de Mejorar Situaciones.
Por lo cual, el Enojo saludable viene de la mano con el Amor. No, no me cayó mal alguna comida este fin de semana. Bueno… eso creo. El Enojo y el Amor pueden ser dos grandes compañeros que se potencien mutuamente. ¿Por qué creo esto?
Porque creo que las personas que nunca se enojan, en la gran mayoría de los casos, reflejan indiferencia o desamor frente a situaciones que son injustas o necesitan ser cambiadas. El enojo bien entendido expresa la pasión y el amor que pueden existir en nosotros por las personas o por determinadas causas. Ese enojo expresa nuestro Amor.
Pero luego necesitamos expresar ese Enojo en Amor. Como leímos de Chapman, se transmite con acciones positivas y siempre buscando que las cosas cambien.
Amigo, la forma de expresar el enojo brinda mucha información sobre nuestro corazón. Cuando elegimos el camino de la descarga iracunda y la pelea, estamos siendo egoístas. Cada vez que logremos expresar el enojo con acciones positivas y buscando una mejora, estaremos guiados por el Amor. Te deseo una semana donde, si hay una buena razón para el Enojo, puedas ser una fuente de bendición con iniciativas de progreso. Que tu Enojo sirva para mejorar el mundo en el que vives.
GUSTAVO BEDROSSIAN