Comencé a leer esta reflexión de Claude sintiéndome agobiado, porque me veía venir un "reto" de Dios, ya que sentía que yo también había recibido un llamado similar, y que no había respondido a él. Pero El Señor me sorprendió, trayéndome descanso en lugar de culpa. "Yo he visto tus obras, ven buen siervo fiel, entra en el gozo de tu Señor". Es como sentir la mano del Padre en el hombro diciéndome: "lo estás haciendo bien, sigue adelante, no te detengas". ¡Gracias Señor!.
Te invito a leer esta reflexión pensándola en oración. Tu que te sientes agotado y que el tiempo no te alcanza, Tu que sientes que la tarea no está completa... y se te pasa la vida.
Héctor Spaccarotella
Encontrémonos con Abraham de nuevo. Él tiene un mensaje para nosotros, nos va a enseñar sobre la fe para reconstruir y recuperar, en respuesta al llamado y las promesas de Dios:
“Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré” (Génesis 12:1-2). Abraham hace algo especial y extremadamente importante: construye un altar al Señor (Ver Génesis 12 y 13).
El altar era un testimonio, un compromiso público, un voto. Era como si Abraham dijera: "Esta es la expresión de mi fe. Quiero que cada persona que vea este altar sepa que no me avergüenzo de proclamar que pertenezco a Dios. Creo en Él; mi fe está en Sus promesas".
Este concepto de un "altar al Señor" era muy intenso, serio y vinculante en la cultura de Abraham y los judíos de aquella época. De hecho, "la construcción de un altar" indicaba la veracidad, honestidad y seriedad con Dios; ser sincero y tomar decisiones con todo el corazón delante de Dios con verdad y compromiso.
Sé muy bien que muchos de leen este devocional caminan con este tipo de corazón hacia Dios. No es para presumir o para hacer alarde; realmente deseas agradar a Dios, obedecerle y ser fiel a Su voluntad y Su Palabra. Eres genuino y tu consagración es auténtica.
Has construido un altar de fe, oración, adoración, generosidad, perdón y santificación delante de tu Dios. Eres vivificado con la fe de que dice: "el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" (Filipenses 1:6). Más allá de los elogios, los éxitos de la carrera o promociones que puedas lograr en esta tierra, vives cada día para escuchar Su voz dándote la bienvenida a las puertas de la otra vida con estas palabras:
“Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21).
¡Has construido un altar delante de Dios!
Claude Houde