Esta palabra de Dios nos muestra la figura de una rotonda, un lugar de paso, donde convergen distintas posibilidades de rutas, y aún nos permite volver por el mismo camino. La rotonda nos proyecta a tomar nuevas decisiones. En la rotonda puede haber una estación de servicio, una gomería, un puesto policial y pocas cosas más, en realidad todos estos servicios nos ayudan a continuar nuestro viaje.
Es el propio Señor que nos enseña a tomar decisiones sabias:
Párense en los caminos. Disminuyan la marcha, la carrera desenfrenada por llegar a fin de mes o correr siempre detrás de la zanahoria. Paren la pelota, esperen!
Miren. Cuando uno lleva tiempo manejando, no presta mucha atención a tomar nuevas decisiones, pero el llegar a la rotonda es la gran oportunidad para revisar las necesidades de ese momento y escoger hacia donde uno realmente desea ir. Escoge sabiamente.
Pregunten por los senderos antiguos, dónde está el mejor camino. Preguntar a quienes conocen los caminos por haberlos transitado, es una gran sabiduría, te permite escoger la mejor ruta y saber exactamente hacia donde te lleva. Transitar por esa senda brinda seguridad, tranquilidad, minimiza los riesgos. También hay en la rotonda caminos inciertos, desconocidos, que no son confiables y que ni sabes hacia donde te llevan.
Síganlo. Una vez que tienes la visión del lugar que quieres alcanzar, ya descubriste la ruta adecuada para tu vida o empresa, ahora avanza! No te quedes sabiendo solamente, comienza a dar pasos de fe. Escuchaste hablar de las zonas de confort y de riesgo? Muévete detrás de la visión que tienes, pero nunca te apartes de ella porque volverás a la rotonda, a dar vueltas.
Encontrarán descanso. Sabes cómo te irá? ¡Bien! Mira: consultaste a alguien que conocía la senda, cargaste combustible y alimentos, reparaste tu neumático averiado, ahora vas confiadamente, te relajas, sabes que está todo bajo control. Disfruta del paseo!
Pero ellos dicen: "No, no queremos seguirlo."
No podemos imaginar que con tantos cuidados que te regala Dios para que te vaya bien en el viaje de tu vida y de tu empresa, que existan personas que rechacen estas sabidurías milenarias.
Ellas son fáciles de reconocer: se la pasan dando vueltas y vueltas en la misma rotonda, se quejan y quejan, y entre tantas vueltas se le fue la vida, perdieron las oportunidades... Seguramente conocerás a muchas personas así. Tienen por delante los caminos del éxito y no se atreven a transitarlos.
Estas sabias palabras milenarias te las enseño porque las puse en práctica en mi propia vida y puedo decirte que funcionan. Solamente toma en cuenta estos verbos: parar, mirar, preguntar, seguir y encontrar. Gracias por tu tiempo.