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¿DÓNDE, SEÑOR?" Abraham construyó un altar de obediencia y confianza cuando no sabía a donde había de ir. Hay momentos en cada una de nuestras vidas cuando nos preguntamos con angustia en el corazón: "¿Dónde, Señor?". Tenemos que tomar una decisión sin una dirección clara. Ese “dónde” del creyente puede estar relacionado con su carrera, sus estudios, a qué lugar de estudios ir, a dónde ir, a que iglesia ir, a dónde ir después de la tragedia o la enfermedad. En todos estos “dónde” tenemos que construir un altar de confianza en el cual dejemos todo en Sus manos. La fe que construye un altar cuando no sabemos a dónde ir nunca será decepcionada. Dios bendecirá, proveerá y protegerá a medida que crecemos en nuestra fe y confianza en Él. Abraham también construyó un altar de fe cuando no sabía el “qué, cómo o por qué” de Dios.
“Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena… Por lo cual también, de uno, y ése ya casi muerto, salieron como las estrellas del cielo en multitud, y como la arena innumerable que está a la orilla del mar” (Hebreos 11: 8-9 y 12).
Hay tanto contenido y peso espiritual en estos pocos versos. La prueba de Abraham estaba en la espera, no sabía el “cuándo” de Dios. El cumplimiento siempre parecía estar retrasado, la promesa parecía desvanecerse poco a poco, y las dudas se convertían en un “Monte Everest” de incredulidad. Llegó un momento donde no tenía la menor idea de cómo Dios iba a cumplir lo que había prometido. En estos pasajes del libro de Hebreos, el autor hace referencia a la promesa de Dios a Abraham de que tendría un hijo. Para Sara y Abraham siempre había sido muy difícil creer, pero ahora estaban mirando perplejos un interminable océano de imposibilidad que llegaba hasta donde alcanza la vista. Era una situación en la que el único recurso era la fe para "reconstruir" un altar para así poder recibir.
Abraham se había enfrentado a esta guerra con la incredulidad toda su vida. Así como tú y yo, él muchas veces se encontró en medio de esas feroces batallas de la fe con el adversario y fue hecho trizas con dolores de angustia por este cuestionamiento sin fin que es común a todos los creyentes: ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Donde, Dios?
Claude Houde
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Todos nos enfrentamos a esas guerras,
tenemos nuestros momentos y nuestras
inquietudes, gracias a Dios por su paciencia!
gracias al Señor por su paciencia, no? Araceli |
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Que tengas buen día
DIOS te ama |
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