¿Te acordás del tango Cambalache?
En 1934, hace más de 80 años, Enrique Santos Discépolo escribía el tango Cambalache donde nos presentaba un cuadro social que nos iría a afectar a todos en los años subsiguientes. Seguramente vos lo cantaste, o por lo menos conocés la letra.
Nos decía en lunfardo lo que Pablo le escribía a Timoteo dos mil años antes. Compará las escrituras y hacé un análisis del mercado:
Que el mundo fue y será
una porquería, ya lo sé.
En el quinientos seis
y en el dos mil, también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
varones y dublés.
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldad insolente,
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en el mismo lodo
todos manoseaos.
Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor,
ignorante, sabio, chorro,
generoso o estafador...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
Lo mismo un burro
que un gran profesor.
No hay aplazaos ni escalafón,
los ignorantes nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, Rey de Bastos,
caradura o polizón.
¡Qué falta de respeto,
qué atropello a la razón!
Cualquiera es un señor,
cualquiera es un ladrón...
Mezclao con Stravinsky
va Don Bosco y La Mignon,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera
irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida,
y herida por un sable sin remache
ves llorar La Biblia
junto a un calefón.
Siglo veinte, cambalache
problemático y febril...
El que no llora no mama
y el que no afana es un gil.
¡Dale, nomás...!
¡Dale, que va...!
¡Que allá en el Horno
nos vamo’ a encontrar...!
No pienses más; sentate a un lao,
que a nadie importa si naciste honrao...
Es lo mismo el que labura
noche y día como un buey,
que el que vive de los otros,
que el que mata, que el que cura,
o está fuera de la ley...
Pablo le dice a su discípulo Timoteo: “No tengas nada que ver con esa clase de gente.”
Discépolo decía: El mundo fue y será una porquería, ya lo sé. Si ya lo sabés, qué vas a hacer vos? Con que sabiduría te enrolarás mañana cuando vayas a trabajar? ¿Cuál de estos dos modelos vas a tomar para tu vida de todos los días?
No te quejes de estas realidades ni tampoco pretendas cambiarlas. Es una realidad que la sociedad progresa hacia su decadencia. Seguramente si Discépolo hubiera escrito este tango hoy, diciendo: "siglo XXI cambalache" hubiera sido mucho más cruel su pintura de la realidad. Miramos el presente con ojos críticos, y decimos: "este no es mi mundo"... ¿estás seguro? ¿Cuántos de estos valores criticados por el tango, hemos incorporado a nuestra vida como "normales"?
Difícil cambiar este siglo XXI "cambalache". Lo único que podemos hacer es mirarnos al espejo y CAMBIAR NOSOTROS.
Sin duda es mucha la tarea. ¿Estaremos dispuestos a enfrentarla? ¿Cuántas de esas características de los "hombres de los últimos tiempos" descritos por Pablo atraviesan nuestra vida y nos identifican?
Hoy es la oportunidad de poner nuestra mano derecha en el corazón, mirarnos en aquel espejo que ve el alma para discernir qué es lo que tenemos que revisar en nosotros mismos.
El mundo, en palabras de Jesús, necesita que seamos LUZ Y SAL. Para ello debemos estar en condiciones de que Cristo se refleje a través de nosotros.
¿Estamos dispuestos?
HÉCTOR SPACCAROTELLA
tiempodevocional@hotmail.com
(Inspirado en un mensaje de Elias Bajer )