¡Créelo, Dios lo hará!
Muchas veces creemos que es necesario ver grandes maravillas para testificar
del amor y el poder de Dios. El tiempo pasa y no compartimos con otro acerca de las aparentemente pequeñas maravillas que Dios hace día a día en nuestras vidas. Hoy yo quiero compartir contigo una de las muchas obras que el Señor ha hecho en mi vida. Es hermoso aprender a agradecer a Dios cada momento porque cada minuto él está teniendo cuidado de nosotros. En las pequeñas cosas están los grandes milagros que Dios hace. Cada uno de ellos constituye un muy valioso tesoro que no solo debemos guardar en nuestro corazón sino también compartirlo para bendición. Una tarde conversando con una amiga le contaba que, cuando era adolescente yo escuchaba siempre a mi abuela orar por mi papá. Ella anhelaba ver a su hijo en el camino del Señor y clamaba a Dios por él. Mi abuela falleció sin ver a mi padre amar a Dios. Pero sin embargo, ella tranquila y confiada, puso a su hijo en Sus manos, confió siempre en Él y he podido comprobar que Dios no olvidó su oración. Mi padre no sólo creyó en Jesús, como su único Señor y Salvador , sino que además le sirvió de todo corazón y aún hoy, toda la familia, incluso hasta mis nietos sirven a Dios. Ora con fe y cree de toda corazón que Dios hará la obra en aquellos que amas.
¡Dios es fiel!



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