DISPOCISIÓN PARA APRENDER
“Muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos” (Daniel 1.4)
Daniel necesitó aprender las letras y la lengua de los caldeos, este principio no solo se aplica a poder hablar otro idioma, sino también el incorporar a su mente la forma de pensamiento de otra cultura, costumbres, etc.
Hoy más que nunca se necesita la capacidad de ser un alumno permanente. No te olvides que cuando uno deja de aprender deja de crecer y, cuando uno se deja de capacitar, también deja de mejorar.
Uno de los estorbos mayores para el conocimiento futuro no es la ignorancia sino el conocimiento actual, porque muchas veces se cree que este es el conocimiento total. Mi esposa usa un ejemplo tecnológico: “vaciar el disco rígido, para que pueda entrar lo nuevo”
Para poder aprender no solo hay que disponer de la capacidad de hacerlo, sino fundamentalmente de la disposición para quererlo. Esto implica salir del espacio de confort y eliminar el “yo sé”.
Muchos son tremendamente inteligentes pero, sin embargo, están tremendamente estancados en el conocimiento porque hace años que no se actualizan ni aprenden cosas nuevas. Esto es sumamente peligroso, sobre todo en este tiempo en que todo cambia vertiginosamente. No solamente la tecnología sino el contexto social, la cosmovisión que renuevan los movimientos socio-políticos, y también las nuevas formas de espiritualidades del hombre secular.
Cuando una persona demuestra interés por aprender, demuestra también interés por crecer, por progresar y por querer avanzar en otro nivel. Esto aplica tanto a lo personal como a lo profesional, nunca vamos a saber todo sobre todo, y siempre vamos a poder aprender mucho más sobre diversos temas.
Muchos adultos cometen el error de pensar que el tiempo de aprender es la infancia. Hay hermosos ejemplos de adultos y hasta ancianos que podrían suponerse en el final de su vida, y sin embargo siguen preparándose y aprendiendo.
También el querer aprender es signo de humildad, ya que se demuestra que uno puede mejorar y está dispuesto a hacerlo. Tu conocimiento actual te puede proyectar o te puede estancar. Si lo usás como base para ir por más, te proyectará. Si lo usás como punto de llegada, te estancará.
Además, una persona enseñable no solo está dispuesta a aprender, sino que disfruta de hacerlo, y se entusiasma con cada cosa nueva en la que se puede capacitar.
Yo bendigo tu vida para que puedas desarrollar la cualidad de ser un alumno permanente y, de esta forma, también puedas mejorar y desarrollarte continuamente.
Héctor Spaccarotella, (agregando comentarios personales y de la propia experiencia a un estudio del pastor Daniel González , de la Iglesia Bautista del centro, Buenos Aires)
tiempodevocional@hotmail.com