Trataré de resumir lo más posible esta historia muy conocida (Mt.14) cuando Jesús caminó sobre las aguas, pero lo haré desde el lugar de los discípulos, que eran personas como nosotros, para que podamos observar lo que sucede cuando cunde el pánico y la Empresa es sacudida de un lado al otro.
Los doce reciben instrucciones de Jesús de cruzar al otro lado del mar de Galilea en la barca. Aclaremos que era de tarde, no había anochecido, que estos doce eran marinos avezados, que tenían una barca con un par de velas, tres o cuatro pares de remos y que cruzar al otro lado les era habitual y no demoraban más de 30 minutos. Ese trayecto de seis kilómetros lo habían realizado muchas veces, pero algo inesperado sucedió esa tarde: vinieron las dificultades, los vientos eran contrarios, las olas golpeaban fuerte sobre aquella embarcación, una tormenta los azotaba, les llegó la noche, el hambre, la sed, sus ropas mojadas, el caos se apoderó de ellos, remaban sin rumbo y así estuvieron desde el atardecer hasta antes que amanezca: unas 8 o 10 hs.
Quisiera te imaginaras por un momento estar en ese lugar, sin luz, sin celular, sin brújula, sin nada, acaso no estarías paralizado por el miedo? Los doce así estaban, las discusiones existirían, las culpas también, las palabras dadas por Jesús desaparecieron, la fe no existe, la muerte acecha… Cuántas horas resistirías vos? Cuando una empresa entra en esta crisis, de perder el rumbo y quedar a la deriva de la noche, de nada sirven las experiencias previas. El equipo entero vivía este suplicio al extremo tal que les aparece Jesús para salvarlos y ellos ven a un fantasma. Es que el miedo siempre te hace ver fantasmas. —¡Cálmense! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo! les decía el Señor.
Uno de ellos se atreve a despegarse del equipo, bajarse de la barca e ir en busca del único que podía salvarlos, coloca su mirada en EL y avanza por encima de todas las circunstancias (la fuerza de gravedad, las olas, los vientos) y aunque luego bajó la vista y comenzó a hundirse, Jesús lo toma del brazo, lo sube a la barca y todos llegan a buen puerto.
Esta historia puede inspirarte a despegarte de los que por el miedo se paralizan, los que ven fantasmas y atreverte a ir en busca de ayuda verdadera para tus compañeros. Abajo te dejo el texto de sabiduría milenaria y sabes cuál fue la ciudad a la que arribaron? Genesaret, que significa “Jardín de las Riquezas” o “Jardín del Príncipe”. Ése es nuestro puerto. Enfócate!
Después de esto, Jesús ordenó a los discípulos: «Suban a la barca y vayan a la otra orilla del lago. Yo me quedaré aquí para despedir a la gente, y los alcanzaré más tarde». Cuando toda la gente se había ido, Jesús subió solo a un cerro para orar. Allí estuvo orando hasta que anocheció. Mientras tanto, la barca ya se había alejado bastante de la orilla; navegaba contra el viento y las olas la golpeaban con mucha fuerza. Todavía estaba oscuro cuando Jesús se acercó a la barca. Iba caminando sobre el agua. Los discípulos lo vieron, pero no lo reconocieron. Llenos de miedo, gritaron: —¡Un fantasma! ¡Un fantasma! Enseguida Jesús les dijo: —¡Cálmense! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo! Entonces Pedro le respondió: —Señor, si realmente eres tú, ordena que yo camine también sobre el agua y vaya hasta donde tú estás.
Y Jesús le dijo: —¡Ven! De inmediato Pedro bajó de la barca. Caminó sobre el agua y fue hacia Jesús. Pero cuando sintió la fuerza del viento, tuvo miedo. Allí mismo empezó a hundirse, y gritó: —¡Señor, sálvame! Entonces Jesús extendió su brazo, agarró a Pedro y le dijo:
—Pedro, tú confías muy poco en mí. ¿Por qué dudaste? Cuando los dos subieron a la barca, el viento dejó de soplar. Todos los que estaban en la barca se arrodillaron ante Jesús y le dijeron:
—¡Es verdad, tú eres el Hijo de Dios! Jesús y sus discípulos cruzaron el lago hasta llegar al pueblo de Genesaret.
Elias Bajer (elias @ businessandswing.com)