¿CUAL
ENOC?
Hace unos años por esas cosas
“accidentales” que solamente Dios conduce en nuestra vida, comencé a sumergirme
en uno de esos misterios que quedarán en la lista de temas a tratar cuando
después de mi muerte pueda sentarme a tomar un café con Él.
Todo comenzó cuando leía el
capítulo 11 de Hebreos. Es bastante
leído en el mundo cristiano, porque da una definición de fe que muchos conocen
de memoria. Que se enseña en las escuelas bíblicas, que se repite una y otra
vez por los predicadores cuando nos dan su sermón:
Ahora bien, la
fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.
Comencé por ahí también en ese momento, pero esta vez
seguí leyendo…
Porque por ella recibieron aprobación los
antiguos. Por la fe entendemos que el universo fue preparado por la palabra de
Dios, de modo que lo que se ve no fue hecho de cosas visibles. Por la fe Abel
ofreció a Dios un mejor sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó el testimonio
de que era justo, dando Dios testimonio de sus ofrendas; y por la fe, estando
muerto, todavía habla.
Y aquí parece el personaje de ENOC, que me llevó a
sumergirme en el misterio:
Por la fe Enoc
fue trasladado al cielo para
que no viera muerte; Y NO FUE HALLADO PORQUE DIOS LO TRASLADÓ; porque antes de
ser trasladado recibió testimonio de haber agradado a Dios.
Hay dos personajes solamente
en todo el texto bíblico que por voluntad de Dios han sido elevados al Cielo
sin conocer la muerte. Este Enoc del que habla el autor de la carta a los Hebreos
y Elías, el famoso profeta. No tenemos que confundir estas situaciones con la ascensión
de Cristo, que fue dada después de su muerte y resurrección.
De Elías conocemos bastante
más, lo suficiente para admirarlo, para tomarlo de ejemplo, para conocer de un
hombre de Dios, un héroe de la fe que no estuvo libre de pasar por depresión,
angustia y sentir miedo de muerte
¿Pero quién fue Enoc?
Lo que sigue es lo que pude descubrir.
Henok o Enoc, escrito con o sin H es un nombre que tiene raíz
hebrea en la palabra Hanók que quiere decir dedicación, y en el idioma cananeo,
hanaku que quiere decir compañero.
Lo primero que aprendí es que no hay un solo Enoc. Son
varios.
1. Enoc fue el primogénito de Caín, hijo de Adán el
primer hombre y en el libro de Génesis capítulo 4 se menciona una ciudad
edificada por él (Gen 4,17-18).
2. También hay otro Enoc hijo de Madián, y nieto de Abraham, como se relata en Génesis capítulo
25 (Gen 25,4)
3. Y hay en el mismo libro de Génesis un tercer
Enoc; se trata del primogénito de
Rubén y nieto de Jacob o Israel, que es mencionado en el capítulo 46 de este
libro. (Gen 46,9). Este Enoc fue jefe de
la familia de los hanokitas según es mencionado en el libro de Éxodo (Ex 6,14; Núm.
26,5).
Finalmente, de uno de los
patriarcas más célebres, del que trataremos aquí, en torno al cual la tradición
bíblica y la imaginación popular han creado una aureola misteriosa, que la
investigación histórica no han logrado aclarar del todo. Al punto que hay un
libro que en nuestro canon bíblico es considerado apócrifo y que es incluido
por ejemplo en el canon oficial de la Biblia etíope. El libro de Enoc.
¿Te vas enganchando en el tema? Porque lo que viene te va a sorprender.
El
personaje. El texto fundamental, del que depende toda la tradición bíblica, está
en Génesis capítulo 5:
Gen 5,21-24: «Vivió Enoc sesenta y cinco años, y engendró a
Matusalén. Caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos
años, y engendró hijos e hijas. Fueron todos los días de Enoc trescientos
sesenta y cinco años. Caminó después Enoc con Dios, y desapareció, porque le
tomó Dios».
Muchos siglos más tarde, la Epístola a los Hebreos en el Nuevo Testamento
lo propone como modelo de fe, como leímos antes:
Heb 11,5 Por la fe, Enoc fue trasladado de modo que no viese
la muerte, y no se le encontró, porque Dios le había trasladado. En efecto,
antes de su traslado recibió testimonio de haber agradado a Dios»
Finalmente, en el último libro del nuevo testamento antes del Apocalipsis,
S. Judas lo presenta profetizando contra los impíos:
Jud 14-15: De éstos también profetizó Enoc, en
la séptima generación desde
Adán, diciendo: He aquí, el Señor vino con muchos millares de sus santos, para
ejecutar juicio sobre todos, y para condenar a todos los impíos de todas sus
obras de impiedad, que han hecho impíamente, y de todas las cosas ofensivas que
pecadores impíos dijeron contra Él.
Indudablemente Judas el autor del libro del nuevo Testamento mencionado,
se está refiriendo al Enoc de la Biblia, al del libro del Génesis, mencionado
como dijimos en el capítulo 5.
¿Pero dice en Génesis que Enoc dijo lo que escribe Judas?
Te invito a buscarlo, porque no lo vas a encontrar. La cita no está en
ninguno de los libros de la Biblia.
¿Dónde
entonces?
Esta cita es del libro apócrifo de Enoc, que pertenece a la literatura
judía y no forma parte de la Biblia. En él se habla de la falta de lluvia y de
frutos, y se hace referencia al encarcelamiento de las estrellas. Contiene
supuestas visiones que Enoc tuvo después
de haber sido llevado al cielo, según dice en su nota de pie de página mi
Biblia de estudio versión Reina Valera 1960.
Te confieso que sentía que me estaba metiendo en un sector oscuro, muy
oscuro de la Biblia. Te invito a que sigas el camino que yo hice.
¿No es raro que en un texto bíblico se haga referencia a un libro extra
canónico, a un apócrifo, a un libro que según la tradición tuvo Enoc DESPUÉS de
ser llevado al Cielo?
Busqué y conseguí el libro apócrifo de Enoc.
Investigué
también sobre el libro. Es una compilación, que consta de cinco partes más la
introducción y un apéndice. Era conocido por una versión completa en lengua
etíope y por fragmentos de versiones griegas parciales, conservadas en citas de
escritores antiguos y en algunos papiros egipcios.
Tuvo
un renombre importante últimamente, cuando se han encontrado en la gruta 4 de
Qumrán hasta una docena de manuscritos fragmentarios en arameo (la lengua que
hablaban los judíos en tiempo de Jesús), relacionados con este libro.
Qumran es el nombre de un conjunto de cuevas de las orillas del mar
Muerto, donde a mitad del siglo veinte se encontraron muchísimos textos
fragmentados del antiguo testamento bíblico, y el libro completo del profeta
Isaías. Hay abundante material sobre este hallazgo en internet, e inclusive una
reciente noticia de que comenzarán a digitalizar los documentos hallados para
que cualquiera que tenga un computador pueda verlos.
Por lo que pude leer, no fue escrito por un
único autor ni en una misma época, aunque habría un único compilador.
Dentro del libro hay subtítulos que lo
fragmentan, llamados a su vez “libros”.
Uno de los fragmentos subtitulados del apócrifo de Enoc es El libro de las parábolas, que abarca
los capítulos 37 al 71) es a mi criterio la parte más hermosa e importante, por
la semblanza que hace del Mesías, en la que algunos investigadores descubren
interpolaciones cristianas. Parece referirse hechos históricos del pueblo judío
sucedidos entre el 164 antes de Cristo y la toma de Jerusalén por Pompeyo en el
año 64 antes de Cristo.
El texto específico al que hace referencia
Judas en su carta del nuevo testamento, que tiene un capítulo único del que
mencionamos antes los versos 14 y 15, se refiere al capítulo 1 del libro
apócrifo de Enoc, verso 9.
Tomando la cita mencionada, podemos leer:
Enoc 1: 9 Mirad que Él viene con una multitud de sus
santos, para ejecutar el juicio sobre todos y aniquilará a los impíos y
castigará a toda carne por todas sus obras impías, las cuales ellos han
perversamente cometido y de todas las palabras altaneras y duras que los
malvados pecadores han hablado contra Él.
Te repito que no ha sido una idea mía incorporar a esta reflexión un
texto apócrifo sino de Judas, cuyo libro podés encontrar en tu Biblia justito
antes del libro de Apocalipsis.
El autor se identifica como Judas, el hermano de Santiago (Judas 1:1). Algunos han afirmado que Judas
Tadeo el apóstol había sido el autor. Pero ya en la
época de Orígenes (siglo III) había dudas en la Iglesia
sobre su autoría y durante la reforma protestante reaparecieron estas dudas.
A partir de principios del siglo XX cada vez más teólogos empezaron a
proponer que había sido escrito por otro autor a principios del siglo II ya que el autor demuestra
conocimiento de los libros llamados “apócrifos del Nuevo Testamento”, como el
de Enoc que ya mencioné, el de “la asunción de Moisés” mencionado en el
versículo 9 y el del “Testamento de los doce Patriarcas” al relacionar los
textos en el versículo 6 y 7.
Y curiosamente este autor bíblico cita a Enoc preocupado por la existencia
de falsas doctrinas y falsos maestros.
Dice de ellos que “son manchas en vuestros ágapes” (nombre que se les
daba a los encuentros de Santa Cena).
Judas
13-16 … que, comiendo sin vergüenza alguna con vosotros,
se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos;
árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados.
Son fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes,
para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas.
De estos también profetizó Enoc, séptimo desde Adán, diciendo: "Vino el Señor con sus santas decenas de
millares, para hacer juicio contra todos y dejar convictos a todos los impíos
de todas sus obras impías que han hecho impíamente, y de todas las cosas duras
que los pecadores impíos han hablado contra él".
Estos son murmuradores, quejumbrosos, que andan según sus propios deseos,
cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.
En lo personal, lo único que hice fue buscar porqués. Es que reconozco
igual que vos la existencia de falsos profetas ya desde el siglo I y durante
toda la historia de la Iglesia de Cristo hasta nuestros días. Y te invito a no
quedarte con mis palabras y hacer lo mismo, profundizando lo que hoy estás leyendo.
Finalmente, para ello Dios permitió que la carta de Judas fuera incluida, así
como la tenés en el Canon Bíblico.
HECTOR SPACCAROTELLA
9400 Río Gallegos (Argentina)
tiempodevocional@hotmail.com