Tú Puedes Ser Como el Desierto Florido
Dedicado con Cariño a
mi AmigoChileno Mauricio Lillo
Una vez al año el desierto de Atacama en Chile se viste deesplendor. Es asombroso y milagroso como durante algunos meses, este desierto que es el más árido del mundo, se engalana con las más hermosas flores. Una gama de plantas con divertidos colores adornan lo que durante casi todo el año es un desierto seco y muy caliente durante el día y muy frío durante la noche. Porque en el desierto las condiciones de vida son totalmente extremas.
Es difícil en medio del desierto y de la soledad sonreír. Mantenerse sereno cuando hay un mar de problemas que nos abruman y amenazan con derrumbarnos. Sin embargo aún en medio de ese desierto personal podemos ser como el desierto de Atacama y florecer. Desde nuestro interior puedes brotar las más hermosas semillas de amor y esperanza. Podemos engalanar nuestro desierto si dejamos que de nosotros broten flores hermosas que no solo nos embellecerán a nosotros, sino que también harán más felices a los que nos ven y rodean.
Así como Dios permite que ocurra este milagro hermoso cada año, Dios convertirá nuestra sequedad en estanques de aguas donde podamos refrescarnos y refrescar a otros. Podemos ser la palmera donde otros corazones cansados, tristes y solitarios puedan descansar y tomar sombra. Podemos ser un hermoso árbol frutal, donde las personas hambrientas puedan comer del fruto y ser saciada su hambre. Podemos ser esa palma de coco de la cual brota agua dulce que hace que el alma sedienta se refresque y se sienta contenta.
Es que nuestro Dios es tan maravilloso que permite que esas cosas duras que nos pasan, nos fortalezcan. Tú puedes hoy decidir si quieres ser un desierto típico donde solo hay temperaturas extremas de calor y frío, pero nada más; o si quieres ser un desierto florido del cual puedan surgir las más hermosas especies de flores con colores exuberantes y belleza indescriptible.
Oración: Señor, gracias porque en medio de mi desierto eres el agua, el sol, la energía que hace que de mí puedan brotar aún sin yo esperarlo, las más bellas flores. Permite que este desierto no seque mi alma ni mis huesos, sino que más bien se conviertami corazón en un oasis no solo para mí, sino también para los demás. Y que cuando los demás me contemplen puedan ver el milagro maravilloso que has hecho en mí al permitir que mi desierto sea adornado con las virtudes que solo depositas tú.
¡Te amo Señor y muchas gracias por todo!
Autora: Brendaliz Avilés