PARA NO OFENDERLES
"Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti" (Mateo 17:27).
Aunque Jesús acababa de explicar que en realidad estaban exentos de pagar los impuestos del templo, le dice a Pedro: “Para no ofenderles”. En otras palabras, no sea que nuestro testimonio sea menoscabado a sus ojos; no sea que ellos nos apunten con el dedo en la calle y digan: “¡Ladrones! ¡No pagan el impuesto del templo!”.
El apóstol Pablo lo dijo de esta manera: “Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica” (1 Corintios 10:23). Sí, hay cosas que pueden ser permisibles en nuestro caminar cristiano, pero debemos considerar el potencial impacto en quienes nos rodean.
Déjame darte un ejemplo de esto. El hombre que me guió al Señor empezó viniendo a mi casa semana tras semana, compartiendo el Evangelio y relatándome que él solía ser un borracho, mujeriego y adicto al juego. Aunque externamente me resistía a sus palabras, no podía negar que este hombre representaba una vida completamente transformada por la gracia de Dios. Era algo que tenía que tomar en cuenta. Incluso le ofrecí una cerveza una vez a fin de probarlo. Verás, si él la hubiese tomado, o si yo hubiera ido a su casa y lo hubiera visto con un vaso de alcohol en la mesa, existe la posibilidad de que yo no fuese un cristiano hoy en día. Hubiese asumido que él era un hombre tal como yo y que simplemente había añadido la religión a su vida. De seguro, él podía haber argumentado diciendo: “¡Pero es sólo una pequeña cosa!” Sin embargo, en mi opinión, las cosas eran de color blanco o negro. Si él realmente era una nueva criatura, como me explicaba que eran los cristianos, las cosas viejas habían pasado. No había un término medio en lo que a mí respecta.
Y así hasta nuestros días, reconozco la importancia de las palabras de Jesús cuando dijo: "Para no ofenderlos".
Pr. CARTER CONLON