NO TEMAS QUE DIOS INTERRUMPA TU RUTINA...
De múltiples maneras y durante toda tu vida, Dios no ha dejado de recordarte la misión especial a la que te ha llamado a desempeñar en el mundo. Al principio pensaste que “por casualidad” se presentaban las circunstancias, pero con el paso del tiempo te diste cuenta que detrás de todos estos acontecimientos estaba desarrollándose un proceso preparatorio para “algo mas”.
Ahora, el tiempo ha llegado y Dios te esta demandando a dar ese paso de fe y obediencia que posiblemente te cueste darlo, pero es necesario que así sea. No quiere decir que lo des hoy o mañana, pero el día que lo des, lo tendrás todo tan claro como el sol del mediodía.
Una reacción muy humana y natural es que le cuestiones a Dios tu inexperiencia; sin embargo, bien sabes tu por medio de la Escritura que eso no representa un factor determinante para el. Acuérdate del caso del profeta Jeremías y aplícalo a tu contexto.
“Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifique, te di por profeta a las naciones. Y yo dije: !Ah! !ah!, Señor Jehova! He aquí, no se hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehova: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe iras tu, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehova.” Jeremías 1:5-8
Se trata de un privilegio inalcanzable por tus méritos y capacidades, en el que toda la gloria va dirigida hacia Dios.
Se trata de un privilegio en el que tu protagonismo sera como una flecha que apunte hacia el Dios de los cielos y a quien todos deberán de conocer, obedecer y servir.
Ten la plena seguridad nada ni nadie impedirá que el proyecto de Dios se cumpla en tu vida. El conoce tu disposición, tu sinceridad, tu fidelidad, tu amor; así como también tus limitaciones diversas.
No temas que Dios interrumpa tu rutina, aunque experimentes vientos de inestabilidad.
Dios, quien te ha llamado, no te dejara a la deriva.
“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amen.” Mateo 28:18-20