SOMBRA Y SILENCIO
¿Por qué tanta ansiedad y tanto empeño?
si nunca pude alcanzarte con mi esfuerzo.
Si por puro rumiar y discurrir,
mi juicio y comprensión nunca han llegado a puerto.
Sombra y silencio quiere mi corazón,
¡oh Dios!,
que inquieto y desolado te desea.
Él sabe que no habrá de hallarte
en el ardor febril y alborotado
de las razones y de las ideas.
Andar, buscar, llamar…
en la vorágine del querer y del saber.
¿Por qué correr? ¿Dónde buscar? ¿A qué clamar?,
si cuando supe esperar en galerías
de oscuridad y silencio, y me quedé dormido,
besaste mis párpados, y fue tu aliento
el que encendió mi corazón como un añejo vino,
y entreví tu rostro por un instante incierto
de plenitud y suavidad, que se hizo eterno.
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