REFLEXIÓN VIERNES 18 DE NOVIEMBRE DE 2016
“Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados”. Isaías 43:25.
Como nos cuesta perdonar a aquellas personas que nos han hecho mal ó nos han ofendido. Afortunadamente no sucede así con el Dios altísimo. Cuando nosotros le pedimos perdón con un corazón sincero y arrepentido, Él nos concede de inmediato ese perdón.
Algunos piensan que para recibir ese perdón gratuito que ofrece Dios, es necesario agregarle el esfuerzo humano y efectuar sacrificios como darse con la cabeza contra el piso, hacer diversas penitencias, subir a los montes más altos, etc. Pero lo único que nos pide Dios es reconocer que fallamos, nos pide arrepentimiento genuino y que con sinceridad de corazón y nuestros labios, reconozcamos nuestra bancarrota espiritual para que de Él recibamos ese dulce encanto del perdón y ese refrigerio de su paz, de su amor y su gozo. “Yo soy el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados”. Isaías 43:25.
Nuestros errores del pasado pueden afectar en gran manera nuestro presente y, aún más, nuestro futuro. Hay personas que cometieron un error hace muchos años y, aun hoy, siguen sintiéndose culpables no obstante haberle pedido perdón a Dios. Algunos continúan sintiéndose mal consigo mismo y, en muchos casos, pensando que Dios aun no los ha perdonado, porque consideran que su falta fue tan grave que, por eso no tienen perdón.
¿Qué es lo que te impide creer que has sido perdonado? Dice la Escritura “Venid luego, dice EL SEÑOR, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.” Isaías 1:18.
Es hora de dejar atrás el pasado, es hora de comenzar a entender que Dios ya me perdonó, que no importa lo que hice, puesto que, si ya me arrepentí genuinamente de ello y le pedí perdón a Dios, entonces Él, por su amor e infinita misericordia, ya me otorgó su perdón.
ORACION
“Soberano Dios y Padre Celestial: Gracias porque los errores de mi pasado, no van a seguir afectando mi presente ni mi futuro, porque a partir de este instante creo que una vez que te confesé mi pecado, con sinceridad y verdadero arrepentimiento y con el profundo anhelo de entregarte el control de mis pensamientos y mis sentimientos, fui lavado con la preciosa y poderosa sangre de Cristo. Hoy me rindo y descanso en ti, Padre Celestial, porque tu palabra afirma que, por tu infinito amor, borras todas mis transgresiones y no te acuerdas más de mis pecados. Decidí confesarte todos mis pecados; no escondí ninguna de mis culpas. Decidí confesarte mis errores, SEÑOR, y tu perdonaste todas mis culpas, en el glorioso y poderoso nombre de mi SEÑOR JESUCRISTO.” Amén y Amén.
¡FELIZ FIN DE SEMANA!
ARBEY SERNA ORTIZ