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Yo duermo pero mi corazón vela ......................................................... Abrí a mi amado, pero mi amado
desvaneciéndose, había desaparecido.
(Cant. 5,2/6)
Adiviné sobre la hierba pasos tenues,
como caen pétalos blancos sobre el agua;
como el tiempo fluye sobre los recuerdos;
como juega el aire con las nubes rosas.
La esperanza,
la dulce esperanza me encendió el corazón.
Oleadas inundaron mis sienes.
Mis pies desnudos pisaron el mármol.
Cedió el cerrojo ante la mano trémula,
el jardín umbrío lucía desierto.
El roble hizo rodar la luna entre sus dedos.
El césped brillaba de plata y rocío.
Las claras pisadas lucieron como una promesa
mas sólo una sombra se agitó en las sombras.
Mi voz corrió a tu encuentro;
mis pasos siguieron tu huella.
El viejo búho se agitó intranquilo
y voló hasta la cima del pino más alto,
como una magnolia pálida y blanda.
Hubiera querido pedirle prestados
sus ojos que alumbran la noche,
pero ya no estabas, supe que era tarde.
Sentado en el umbral,
de par en par la puerta,
hundí la cabeza entre mis manos
y reviví los gozos de mi esperanza.
En cascadas de oro penetró la aurora.
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¡Otra vez estoy peleando con el editor (¿Se llama así?).
Bueno...creo que se entiende. |
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¡Quedó perfecto, Nestor!
Un placer, siempre, leerte
HÉCTOR |
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Que dulce poesía hermano, me gustó muchísimo, dele mis cariños a Luisa! Dios les bendiga mucho, Araceli
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