Lunes, Diciembre 12
Tirando Piedras Se enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella. Juan 8:7 Imagínese a Jesús en el templo, hablándole a la multitud, cuando de repente la escena es interrumpida por el estruendo de voces airadas y gritos de protesta. Conforme la batahola se vuelve más ruidosa, arrojan a una mujer a los pies de Jesús. Podemos verla jadeando, con el corazón palpitándole fuertemente, y con los brazos y la cara cubiertos con los surcos de lágrimas y polvo. La han sorprendido en el pecado de adulterio.
Sabiendo la enseñanza de Jesús sobre el perdón, los fariseos quisieron ponerle trampa a Jesús bien sea para validar el cruel castigo capital prescrito por la ley, o proclamar un castigo más lenitivo. Planeaban desacreditar a Jesús, pero ellos no previeron su sabiduría divina.
Jesús sabía del pecado de ellos así como el pecado de toda persona que estaba presente en ese templo. Así que, sin condenar a ninguno de ellos, dijo: “El que de ustedes esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella.” Uno por uno los acusadores se escurrieron avergonzados.
Los fariseos tenían sus ojos en Jesús y en la mujer, negándose a mirar hacia adentro a su propio pecado. ¿Qué es lo que enfoca nuestros ojos? ¿Estamos mirando a otros y buscando culpa, o estamos dispuestos a mirar hacia adentro y ver la verdad en cuanto a nosotros mismos?