HERENCIA - Fraternalmente unidos

Abraham está por morir, pero antes de que esto suceda, entrega su herencia a Isaac hijo de la promesa. Recordamos lo que en Génesis 21:12 dice: “En Isaac te será llamada descendencia”. Porqué Dios lo bendice especialmente...lo sabemos, pero... ¿cuál es el límite de este “todo” que Abraham le dio?, ¿qué menos podía hacer el mismo padre, que puso a su hijo sobre el altar del Holocausto?

Qué importante es pensar que antes de recibir “Todo”, debemos ponernos sobre el altar de Dios. Entregarle nuestra vida sin límites ni condicionamientos. Siempre que recuerdo el pasaje, cuando Dios le pide a Abraham su hijo, siempre pienso en la obediencia de Isaac, que se dejo atar y poner sobre el altar. ¡Qué confianza en su padre y en Dios!, él estaba dispuesto. Muchas veces estamos dispuestos a recibir, pero nuestra entrega a Dios, no es total, sin condicionamientos, siempre le ponemos límites a Dios y El no puede obrar en nuestras vidas. A pesar de que El quiere dar “todo”, nosotros no estamos en condiciones de recibir. Cuando Cristo murió en la cruz, Dios nos dio todo y en Cristo estamos completos.

¡Qué maravilla que Dios nos dio a su propio Hijo! Con El llega el perdón de nuestros pecados, con El llega la sangre que nos limpia cuando caemos, en El tenemos al abogado que nos defiende. Aunque estemos oprimidos y aún deprimidos, Su Palabra nos dice que “Si el Hijo os libertare seréis verdaderamente libres. Con el Resucitado, tenemos la justificación asegurada, en Romanos 5:1 “justificados, pues por la fe, tenemos paz, para con Dios, por medio de nuestro Señor Jesucristo”. Además de justificación, tenemos... “El Dios de esperanza os llene de todo gozo y paz en el creer, para que abundéis en esperanza por el Poder de Espíritu Santo.

De acuerdo a Su Palabra tengo paz y si hay paz, tengo el don mas buscado por el ser humano.

¡Señor ayúdame a entregarme de tal manera, que no me guarde nada para mí, toma toda mi vida y úsala para tu Gloria!