SEDUCCIÓN
«Fue un día en que no te
esperaba.
Entraste en mi corazón
sin que yo te lo pidiera,
como un desconocido cualquiera,
Rey mío;
y pusiste tu sello de eternidad en los
instantes fugaces de mi vida»
Rabindranath Tagore
(Gitanjali)
No supe cuándo llegaste, ni de dónde. Te sentaste a mi
lado y viajamos juntos. Sentí que mis entrañas se inquietaban. Pensé que era el
traqueteo del tranvía.
Cuando pasamos frente a tu casa me invitaste a entrar
y no pude resistirme.
Mi corazón se abrió a tu misterio como un pimpollo al
urgente reclamo de la primavera.
Un rayo dorado rasgó las nubes, se derramó en una
lluvia de oro sobre mi mundo monótono y gris; estalló en gotas cantarinas que dieron
vida a ocultos o ignorados sentimientos que se destacaron nítidos,
deslumbrantes, como estrellas después de la tormenta.
Aquel día supe con certeza que ya todo lo que
ocurriera en mi vida estaría impregnado de Vos, de tu amor y tu misterio.
*********************
«Arrojaste a tus espaldas todos mis pecados».
(Is
38, 17)
Mis infidelidades traspasaron mil veces tu corazón –y
el mío- con espinas amargas.
Sin embargo mi amor nunca cambió de dueño. Siempre
volvía a Vos. Con más vergüenza y gratitud cada vez. Y cada vez tu amor curó
mis heridas con compasión infinita.
Y así me enseñaste cómo era perdonar setenta veces siete, y más… mucho más.
***********************
«Son mejores que el vino tus amores...
Tu nombre es como un bálsamo fragante...
¡Con razón se enamoran de Vos!». (Cant.1, 3-4)
Mi loco amor de juventud, ingenuo y apasionado, nunca
se vistió de sensatez ni esperó recompensa fuera de tu amor mismo.
Quizá por eso sigue siendo joven. Tal vez por eso no
envejeció como mi cuerpo, y te sigue deseando como desea el labriego al estío,
y la hierba al rocío de la noche.
************************
«¡Apúrate, amado mío, ven,
como una gacela, como un ciervo joven
sobre las montañas perfumadas!».
(Cant.8,14)
¡Cómo ansío, querido Amigo; con cuánto ardor, nuestro
definitivo encuentro. Cuando ya nada pueda apartarnos! ¡Ni mi miseria!
Entonces no habrá nubes ni tormentas. Las estrellas
brillarán como gemas en tus dedos, y la primavera colmará los capullos con sus
más exquisitas fragancias.
Sé que no habrás de desposar a este viejo lleno de
pecados, vergüenza y dolor, sino al amante apasionado de mis diez y siete años.
Aquel que ante tu casa decidió que te amaba para siempre. Y lo amarás como sólo
Vos amás: con amor infinito y eterno.
El sol madurará los frutos, y nunca más la tierra
tendrá sed.