¡Si lo amas, díselo!
Hemos sido creados por Dios individualmente, podemos ser parecidos, pero diferentes. Podemos ser parecidos físicamente pero tener diferentes pensamientos, distinta forma de actuar, de trabajar, de vivir. Él nos ha hecho únicos e irrepetibles.
La Biblia nos enseña en Marcos 12:30
“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento.
No admite discusión alguna, sin embargo Dios quiere que lo hagamos de todo corazón. Que realmente sea sincero, que tomemos nuestra propia decisión de amarle voluntariamente. Con un amor sincero que brote espontáneamente de nuestra alma. Que nuestras fuerzas se centren en Él, no por obligación, sino reconociendo que esas fuerzas provienen de él y de su inmenso amor.
Amar a Dios es el principal mandamiento, pero no debe ser por obligación, ni por costumbre o simple religión. Debe ser una decisión personal, un amor profundo que provenga de nuestro corazón, con toda el alma y con todas nuestras fuerzas.
Marcos 12: 31 nos enseña: Y el segundo es semejante a el. "Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay mandamiento mayor que estos.
Vale la pena que nos paremos a reflexionar unos minutos sobre esto, ya que estos se relacionan de manera muy particular. Si lo hacemos notaremos que hay un propósito muy especial de Dios para nuestras vidas al que es importante prestarle mucha atención.
¿Es importante amarnos a nosotros mismos? No debe confundirse con egocentrismo, sino con amarnos porque Dios le ha dado un valor muy alto a nuestra vida, al punto de enviar a Jesús a nacer de una joven virgen, María, la que aún no había conocido varón. Para crecer puro, sin mancha y por amor a nosotros darnos salvación pagando el precio de nuestros pecados, por medio de la cruz.
Ámate a ti mismo y te resultará sencillo amar a tu prójimo, Dios te recuerda hoy que debes ser como un frasco que contiene un perfume grato al Señor, para esparcirlo sobre otros que aún están lejos de su amor. Sí, ámate y valórate, porque Dios te amó y te ama muchísimo más de lo que piensas. Él ha pagado el precio más alto por ti. Ámate a ti mismo y recién entonces comprenderás cuanto Dios te ha amado.
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que estos.
Recibe hoy mismo su bendición, y recuerda para siempre que Él te ama infinitamente, quiere ofrecerte la posibilidad de una vida eterna con Él. Ámate a ti mismo y eso hará que valores el precio tan alto que pagó por ti. Eso hará que valores a otros de la misma manera, reconociendo que a tu prójimo también lo amó y que también pagó ese precio por el.
Amar a tu prójimo es darle esa buena noticia, que tambien el sepa que Dios lo ama, y quiere darle tambien esa posibilidad de recibir su amor y salvación. Recuerda esto y no calles, "ama a tu prójimo como a ti mismo", recuerda que el texto termina diciendo "No hay otro mandamiento mayor que estos."
¡Dios te bendiga abundantemente!
Araceli
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