Cimentados en amor
En el capitulo tres del libro de Efesios
encontramos la oración del apóstol Pablo por sus hermanos.
Oraba de rodillas y rogaba
fervientemente pidiendo a Dios, que ellos pudieran alcanzar a comprender las riquezas de Su gracia y de la verdad de Cristo.
Leamos ahora la segunda oración de Pablo en: Efesios 3:14
“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de
nuestro Señor Jesucristo.”
Aquel soldado fuerte y rudo que en otro tiempo había perseguido a los seguidores de Jesús, se encontraba de rodillas rogando en oración, para que otros creyeran en quíen el mismo había perseguido. Estaba clamando a
Dios rogando que ellos llegaran a comprender lo que a él mismo le había costado entender.
¡Qué cambio tan profundo en la vida del
apóstol! Intercedía con persistencia por quienes aún no habían descubierto la verdad de Cristo.
En los versículos siguientes vemos
como Pablo los instruía con la sabiduría que le había sido dada por Dios.
Efesios 3:16-18 “Para que os dé, conforme a las riquezas de su
gloria, el ser fortalecidos con poder en el interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y
cimentados en amor, que seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la
altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos
de toda la plenitud de Dios.”