REFLEXIÓN UNA VENTANA AL CIELO VIERNES 25 DE AGOSTO DE 2017
“Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.” Salmo 91:15.
No siempre obtenemos respuestas inmediatas a nuestras oraciones, pero debido a las maravillosas promesas que hay en la Biblia, sabemos que Dios siempre nos escucha. Él ha prometido que nos responderá si clamamos a Él, con corazón sincero y arrepentido. “Me invocará, y yo le responderé; Con él estaré yo en la angustia; Lo libraré y le glorificaré.” Salmo 91:15.
Ora ferviente y persistentemente, porque Dios oye. La oración es el medio que El diseñó para que hallemos gracia para el oportuno socorro y para librarnos de la ansiedad y llenarnos de su paz. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7.
No tenemos que esperar turno para acudir al Dios y Padre Celestial, en el Nombre de nuestro SEÑOR JESUCRISTO. Tampoco debemos esperar a que llegue la oportunidad adecuada. En cualquier momento y lugar, podemos elevar nuestras voces al SEÑOR, con la certeza de que nos escuchará. El Altísimo conoce, comprende, se preocupa por nosotros y da respuesta a nuestras oraciones. “Los ojos del SEÑOR están sobre los justos, y atentos sus oídos al clamor de ellos.” Salmo 34:15.
¿Cuántas horas y cuantos días pasan sin que Él nos escuche? Ocurre, sencillamente, porque no nos acercamos a Él. Dios se deleita al escuchar nuestra voz, como dice el Libro de Proverbios 15:8. “Más la oración de los rectos es su gozo.” ¿Ha escuchado Dios hoy tu voz, clamando a Él?
ORACION
“Soberano Dios y Padre Celestial: ”Que ningún afán en mi vida, impida presentarme ante ti, no solo con mis peticiones, sino con acción de gracias, por tu infinita misericordia, cada día, para conmigo y los que me rodean. Inclina a mí tu oído y escúchame, porque a ti levanto mi alma. Eres bueno y perdonador y grande en misericordia para con todos los que te invocan. Escuchas mi oración y estás atento a mis ruegos. En el día de mi angustia te llamaré y tú me responderás, por tanto, te invocaré en todos mis días, en todo tiempo y en todo lugar, en el glorioso y poderoso nombre de nuestro SEÑOR JESUCRISTO.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ