La Biblia advierte claramente: “Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación” (ver Hebreos 3:7-8). En otras palabras, no preguntes, como una vez lo hizo Israel, en su incredulidad: “¿Podrá poner mesa en el desierto?” (ver Salmos 78:19).
No cuestiones la integridad del Señor o su compromiso contigo, a pesar de que te encuentres constantemente luchando en tu mente. Dios te dijo que él te levantaría para ser un testimonio. Él te dijo que él ha permitido ciertas cosas en tu vida pero que todas las cosas obran para bien porque tú lo amas y has sido llamado según su propósito.
Y ahora el Señor te está llamando a levantarte. Él te está llamando a levantar la cabeza y cantar esa canción que ha puesto dentro de tu corazón. Tú eres la Esposa de Cristo, y Dios garantiza, con su reputación, que te va a guardar y va a establecer un testimonio de victoria dentro de ti.
Por lo tanto, establece esto en tu corazón hoy: “Él es mi gloria y el que levanta mi cabeza. A pesar de que yo podría estar deprimido cuando me voy a la cama por la noche, él es El que levantará mi cabeza por la mañana. Él es El que me dará la fuerza para vivir otro día. Si Dios ha plantado un sueño en mi corazón, será en una realidad, porque él ha puesto delante de mí una puerta abierta que ningún hombre puede cerrar. ¡No importa cuántas voces se levanten contra lo que Dios me ha dicho, no endureceré mi corazón en incredulidad!”
Así que no pierdas el ánimo en medio de la guerra secreta que estás luchando. Rechaza escuchar las mentiras. ¡No te rindas! Más bien, escucha la voz de Dios llamándote hoy. Él será fiel para proveer todo lo que necesitas; la fuerza para atravesar el día, valor para estar en el mercado, fe para creer en todas tus necesidades.
Carter Conlon