DE LAS TINIEBLAS A LA LUZ
Ahora que somos hijos de Dios, y que hemos aceptado la obra de Jesús a favor nuestro, nos encontramos en un gran proceso de cambio y crecimiento espiritual muy profundo. El Señor nos reviste con su poder y nos da sabiduría para ser diferentes a lo que éramos al vivir sin Dios y sin esperanza.
Colosenses 3:9-10
“No mintáis los unos a los otros, habiéndonos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo, el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno.”
Este pasaje nos aclara que Dios produce cambios en nuestro ser. Un cambio de rumbo, de objetivos, de propósitos, metas y destino final. Nuestra realidad es transformada radicalmente y esto es visible para quienes nos rodean. Nos despojamos de nuestra pasada manera de vivir, renovándonos como frente a un espejo, que es la imagen de Aquél que nos creó. Dios nos revela su voluntad y nos damos cuenta de nuestros errores para poder corregirlos.
Cuando Él trabaja en nuestra vida, dejamos de lado costumbres negativas y destructivas. Crecemos en amor y en misericordia, porque el carácter de Dios empieza a expresarse en nuestro interior. Tal como dice el texto, “nos despojamos del viejo hombre” con sus hechos. “Las obras viejas pasaron, todas son hechas nuevas.” Ahora pensamos y luego hablamos o actuamos, siendo guiados por el Señor.
1º Pedro 2:9-10
“Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.”
Fuimos trasladados de las tinieblas a la luz. Esa luz admirable renueva nuestras vidas llevándonos hacia experiencias y realidades que en la oscuridad era imposible ver. Vamos de sorpresa en sorpresa, de victoria en victoria. Nuestro comportamiento y nuestra forma de ser ahora tienen propósito y metas. Somos guiados por Dios, quien nos ayuda en las debilidades. Dejamos de actuar por impulso y ejercitamos el amor, la misericordia y la rectitud, poniendo en práctica valores cristianos que antes conocíamos, pero que ahora podemos vivir por la gracia de Dios que actúa en nosotros, ya que Él es el Señor de nuestra vida.
¿Has dado gracias a Dios en este día por esta gran oportunidad que te permite tener? ¿Vives en la luz? ¿O continúas en derrota y la oscuridad sigue nublando tu vista del propósito de Dios? Hoy es un buen momento para detenernos a reflexionar en esto, y ser sinceros delante del Señor pidiéndole su intervención en aquellas cosas que todavía necesitamos que cambie en nosotros. Gracias a su luz admirable podremos notar cuales son las áreas que permanecen oscuras y que todavía no han sido inundadas por Su luz. ¡Qué tengas un día de victoria y Dios haga resplandecer su rostro sobre ti!
Araceli Figueredo de Benary