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Rosendo es un hombre de fe. Tiene certezas sobre lo que habrá de suceder. Sus expectativas son optimistas. Pero, pero..., no siempre lo que acontece coincide con lo que él espera. Creyó que Clarita sería la mujer de su vida, pero no fue así. Clarita sólo le aceptó ir a tomar un café en una oportunidad. Soñó con ser ascendido hasta la Gerencia en la empresa donde trabaja. Lamentablemente, siguen pasando los años y este anhelo no se convirtió en realidad. Así le sucede en reiteradas oportunidades. Esto, por supuesto, le genera un conflicto: “¿Dios me falló?” “¿No tuve suficiente fe?” “¿No habré esperado lo suficiente?” ¿Qué piensas tú? ¿Qué le dirías? No es sencillo el tema y no podemos dar respuestas universales. ¿Hay sueños que se concretan luego de muchos años? Por supuesto que sí. ¿Hay obstáculos para arribar a lo esperado? Por supuesto que sí. ¿Dios puede retardar ciertas concreciones porque todavía no estamos maduros? Por supuesto que sí. Pero en esta nota, el personaje de Rosendo representa un error en el que todos podemos caer: la Rigidez de los Sueños o Expectativas. A Rosendo siempre le faltó el plan “B”. Es Clarita o ninguna otra. ¿Y si no era Clarita? ¿Y si Rosendo pudo haber sido un excelente compañero de otra mujer? ¿Y si Rosendo hubiera vencido sus miedos cambiando de empleo para llegar a progresar en otra empresa? ¿Y si estaba en condiciones de crear su empresa propia? Solemos decir que la fe es el opuesto del miedo. Pero también hay miedos que los disfrazamos de fe. Paso a explicar. Nos aferramos a un plan, le comentamos a quienes nos rodean que va a suceder tal cosa, sí o sí. Pero llegado un momento, todo parece indicar que podríamos construir un plan B (incluso para llegar al mismo destino). Y ahí surgen nuestros miedos. Nos aferramos tanto a esas certezas que no las queremos soltar. Entonces, para no sentirnos avergonzados ante los demás, seguimos sosteniendo un mensaje con un formato de fe y convicciones que disimule nuestros miedos. Esa actitud más que reflejar fe y convicciones, demuestra obstinación e inseguridad. Si tienes una visión clara de lo que Dios quiere para tu vida, no renuncies. Mantén firme esa visión. Pero en cuanto a los planes, sé flexible. No te apegues con certezas a aquello que fracasa sistemáticamente. Eres creativo. Vamos, ¡¡¡mueve, mueve, mueve (no es una cumbia)... esas benditas neuronas!!!
GUSTAVO BEDROSSIAN |
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Gracias hermano, nunca es fácil, buscar la voluntad de Dios primero impedirá que nos equivoquemos y nos llevara a actuar con seguridad. Gracias, bendiciones! Araceli |
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