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Ir a buscar comida al fiado nunca fue ni será jamás algo cómodo. Por el contrario, en algunos casos despierta vergüenza. Al fin y al cabo se trata de un favor.
-Lo siento, don Aníbal. Ya tiene una cuenta bastante grande y, perdóneme la franqueza, no veo que consiga trabajo--le dijo el propietario del negocio.
-Pero lo he intentado--repuso el hombre.
-No lo dudo, don Aníbal, pero se que me comprenderá. Son negocios. No puedo dejarme mover por el corazón...--y dio la espalda para atender a un cliente que llegaba.
Aquél día razonó que es cuando hay solidez económica; cuando menguan los recursos, todos quieren hacerse a un lado. Es como si dijeran: "No queremos estar junto a los fracasados".
Llegó a su casa dispuesto a seguir adelante. No podía darse el lujo de contagiar a su familia con el desánimo. Prometió ir en "busca de algo". Y aunque arrastraba los pies con desgana, reemprendió la tarea de buscar trabajo.
Lo embargaba la firme convicción de que, aunque llevaba tres semanas en la misma tarea, de que Dios lo socorrería. Y la respuesta se produjo. Consiguió trabajo en un taller de mecánica. Lavaba repuestos con gasolina. Poco a poco pudo ponerse al día, saldando la totalidad de las deudas.
Los problemas amenazan con robarnos la paz. Sin embargo, cuando depositamos la confianza en Aquél que todo lo puede, logramos salir de la crisis. No permita que lo embargue la desesperación. Busque una salida. Está en Dios. Él está con nosotros. Nos extiende su mano brindando la ayuda que necesita.
Salmo 31:1 "En ti Señor, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen; en tu justicia, líbrame. Inclina a mi tu oído y acude pronto a socorrerme. Sé tu mi roca protectora, la fortaleza de mi salvación"
RENUEVO DE PLENITUD
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Muy bueno, El es nuestro seguro refugio, hemos pasado tiempos así en nuestra vida, pero El Señor siempre puso una nueva meta en nuestro corazón y en nuestro espíritu y nunca nos soltó de Su mano. Dios es fiel!
Araceli
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He pasado momentos difíciles en mi vida. Especialmente cuando -con la familia a mis espaldas- perdí el
trabajo entre vaivenes políticos y económicos, y luego fracasó el
emprendimiento en el que había depositado, no sólo muchas esperanzas, sino
también todo el dinero con que me habían indemnizado. Fueron varios años de
depresión anímica que hasta recordarlos me sobrecoge.
Sin embargo, bien recuerdo
que en ningún momento el Señor dejó de hacerse sentir a mi lado. Mi ánimo
estaba por el piso y me sentía muy asustado, pero sin embargo no dejaba de orar.
En esa época tenía la sensación de que el ánimo y la fe caminaban por veredas
paralelas pero separadas. Cuando al fin convergieron, la tortura cesó, la fe
volvió a informar al ánimo y regresó la normalidad, aunque la realidad no había
cambiado mucho.
Mi conclusión es que Dios no permite que los malos momentos lleguen a extremos
tales que nos hagan perder la fe a sus hijos; a los que hemos depositado nuestra esperanza en Él, aquellos a los que Jesús amó
hasta dar su vida para salvarnos.
Él sea bendito y alabado.
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Totalmente de acuerdo Hermano.Yo tambien los he pasado, con tres hijos, mi esposo quedó sin trabajo y la situación era muy difícil. Las fabricas cerraban, los comercios tambien. No había trabajo. El sostén de Dios se hizo sentir en ese tiempo, no hablábamos de lo que no teníamos. Dios nos dio la manera la manera de seguir... Cantábamos alabanzas en lugar de comer, nadie hablaba de lo que no había y dábamos gracias por lo que había. Llegamos al punto de que un día solo teníamos una docena de tapas de empanadas en la heladera, un medio kilo de carne picada, un poco de orégano, un poquito de comino y dos huevos. Con eso teníamos que comer varios días hasta que mi esposo consiguiera trabajo. Lo que era poco factible que pasara, ya que fabricas y negocios cerraban y no tomaban gente. No refugiamos en la fe y decidimos hacer con eso unas empanadas. Lo que era un lujo. Las hice en el horno con el poco gas que había ya que no teníamos aceite. Cuando termine de hacerlas las puse en la mesa para orar dando gracias. Luego mi hijo nos miró y nos dijo. ¿Si en vez de comerlas las vendemos?. Nos miramos con mi esposo y dijimos, ¿porque no?. Las vendimos en un almacén del barrio y compramos para hacer otras, luego tampoco las comimos, las volvimos a vender y así seguimos todo el día, hasta la noche. Recién comimos la ultima docena de esa noche. Al otro día teníamos para hacer cinco docenas.
Por supuesto entre los cinco que eramos solo comimos una y seguimos vendiendo las otras. Mi esposo no conseguía trabajo. Cuando nos dimos cuenta ya estábamos con un pedido de mil empanadas para un estadio de fútbol. Nuestras empanadas se hicieron famosas. Mi esposo las vendía en comercios por pedido. Hasta que consiguió nuevamente trabajo nada nos faltó, todo se multiplicaba como la harina de la tinaja de la viuda de Sarepta. Fué grandioso!! ¡Le cuento que llegamos como familia a cumplir con pedidos enormes! 3.000 empanadas para una reunión metalúrgica.
Los chicos no tuvieron que dejar la escuela adonde se pagaba una cuota. La luz, los impuestos todo se pagaba. Los comercios de la zona nos encargaban las empanadas para venderlas los fines de semana. Y así salimos adelante con la sabiduría que Dios nos dio al igual que a usted Hermano.
A la noche todos nos bañábamos y nos íbamos a la reunión de la Iglesia, en la que eramos pastores en ese tiempo, nadie supo lo que estábamos pasando. Mi hijo tocaba el órgano, mi hija dirigía la alabanza y mi hija mas pequeña daba clases a los chiquitos durante la reunión. En ningún momento dijimos nada de lo ocurrido. Dios nos sostuvo como viendo al invisible. Hoy si lo cuento con gozo. Son gratos recuerdos. Dios ha sido fiel.
Mi conclusión hoy es la misma que la suya. Dios no permite que los malos momentos lleguen a extremos tales que nos hagan perder la fe a sus hijos; a los que hemos depositado nuestra esperanza en Él, aquellos a los que Jesús amó hasta dar su vida para salvarnos. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.” Bendiciones Hermano y mis cariños a Luisa! |
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¡¡¡Bellísimo testimonio, hermana, y enriquecedor!!! Dios la bendiga a Ud. y a los suyos.
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