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General: Querit
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Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 13/12/2017 20:17

Me gustaría poder invitarte a viajar en el tiempo hasta 2900 años atrás, mucho tiempo antes de que llegara el Cristo. Seguí conmigo la lectura del primer libro de Reyes capítulo 17:

 

1 Reyes 17:1 al 6  Entonces Elías,  el tisbita,  que era uno de los habitantes de Galaad,  dijo a Acab:  "¡Vive Jehová,  Dios de Israel,  en cuya presencia estoy,  que no habrá lluvia ni rocío en estos años,  hasta que mi boca lo diga!"

Llegó a él una palabra de Jehová,  que decía: "Apártate de aquí,  vuelve al oriente y escóndete en el arroyo Querit,  que está frente al Jordán.

Beberás del arroyo;  yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer".

Él partió e hizo conforme a la palabra de Jehová,  pues se fue y vivió junto al arroyo Querit,  que está frente al Jordán.

Los cuervos le traían pan y carne por la mañana y por la tarde,  y bebía del arroyo.

 

Con esta cita que acabamos de leer juntos tomada del primer libro de Reyes capítulo 17, vemos el momento en que comienza el ciclo de Elías, el gran profeta que ejerció su ministerio en el reino del Norte, durante los reinados de Acab y Ocozías, es decir, entre los años 874 y 852 antes de Cristo.

Por un momento me trasladé mentalmente al lugar de donde nace la historia de la Biblia que acabamos de leer. Imagino a Elías obedeciendo la voz que hablaba aún sin entender mucho. Estaba cerca del gran río Jordán, aquella majestuosa fuente de agua que se constituye en una columna vertebral en el mapa de la zona de Canaan. Elías conocía muy bien ese río, una vez, muchos años atrás sus aguas se apartaron a uno y otro lado para que el pueblo de sus padres pudiera acceder a la tierra prometida.

Una zona fertil y seguramente muy verde. Una arteria abierta de la tierra.

 

Perfectamente Dios podría haberle hecho acampar a orillas del Jordán, aunque esa no fue la orden.  Al contrario, tuvo que apartarse del gran río para acampar a orillas de un pequeño surco de agua, un arroyo que seguramente sería afluente del Jordán.

 

¿Porqué? Dios no da muchas explicaciones. Dios no responde porqué, ni para qué, ni cómo.

Era tiempo de refugiarse, porque lo que venía iba a ser duro. Los jóvenes dirían hoy que era tiempo de “guardarse” hasta que las cosas mejoraran.

Y Elías no entendió, como muchas veces no entiendo yo, no entendemos nosotros.

¿Porqué guardarme si puedo estar en medio de la gran celebración espiritual? ¿porqué el arroyo que apenas moja mis tobillos  cuando podría estar sumergido completamente en el Jordán del Espíritu Santo?

¿Es que no estaré preparado? ¿Es que no será todavía mi tiempo?

Probablemente la respuesta más clara que nos daría nuestro Padre del Cielo sería “te estoy cuidando, confiá en mí”.

 

Pero no sé si entendería su plan.

 

¡Señor!

¡Yo quiero estar en medio de la batalla! ¡Soy tu soldado! ¿Porqué me dejás en la retaguardia? ¿Porqué no me das la oportunidad de ser protagonista en tu presente?

 

-Ahora no, hijo. No lo entenderías, creeme, pero ahora guardate en el arroyo, armá tu carpa y quedate ahí, que yo me ocupo de que no te falte nada.

 

¡Pero Señor! ¡Es tiempo de milagros! ¡quiero ser la mano que toque y sane en tu nombre! ¡quiero hablar las lenguas de tus ángeles!

¡Están muriendo en la India, en África son apaleados, en Asia hechados fuera!… ¡necesitan mi ayuda! ¡Dejame hacer la mochila e ir para allá, Señor! ¡quiero servirte!

 

¡Dejame salir a la calle a llevar tu Evangelio! ¡Dejame subir a la plataforma a dar tu mensaje en el púlpito!

¡Dame la oportunidad de liderar un grupo, de ser maestro bíblico, de cantar en el coro!

 

¡Dejame demostrarte cuánto te amo, Señor!

 

-Ahora no, todavía no es tiempo. El mejor lugar donde podés estar es en Querit. Confiá en mí.

No sería bueno para vos, te confundirías, creerías ver y sentir cosas que no son, Te haría mucho daño y hecharías a perder el plan que tengo para vos. Ahora armá la carpa, hacé campamento y quedate allá, a orillas del arroyo… yo te prometo que cuando estés preparado, tus manos multiplicarán la harina y el aceite y tu aliento será mi instrumento para devolver la vida.

Pero ahora levantá la carpa, y clavá firmes las estacas.

 

Hoy quiero decirte, Señor, que en esta mañana, en este comienzo de jornada te hago caso. Cargué la mochila de mi vida al hombro y camino hacia el arroyo.

 

Aprendí que vos multiplicaste el pan e hiciste el milagro. Aprendí que hay miles que van a recibir ese alimento.  Y yo no quiero estar allí. No quiero estar entre la multitud que te observa sentada en el pasto esperando a que le llegue el pan y el pescado.  Ellos no saben que vos lo multiplicaste ni les interesa otra cosa que llenar sus panzas. Quieren el fruto de tu milagro, no buscan conocerte.

Sé que tenés control del mar y las tormentas y que tantas veces a la orden de tu mano levantada, la barca azotada por las olas se quedó en calma. Hoy no te pido eso, vos sabés cuando tu voz tiene que ser levantada.  

 

Me lo indicaste y entendí… necesito refugio. Acepto quedarme en silencio, escondido en el arroyo de Querit, y me voy a quedar aquí esperando tus palabras, que llenas de sabiduría me van a indicar el momento en que me deba poner de pie, cuando haya camino por donde ir, cuando sea el momento de andar en la mejor senda  por la que pueden transitar mis pasos.

Probablemente otros no entiendan, posiblemente yo tampoco entienda, pero hoy no quiero sentarme a la mesa con vos para ver como Marta nos sirve, preocupada porque no falte nada a la mesa. Tampoco quiero recostarme a tus pies al lado de María.

Vos sabés igual que yo sé que muchas veces todo mi corazón se derretía deseando estar ahí, escuchando tus palabras, amándote en silencio… pero hoy, quiero solamente estar escondido en el arroyo de Querit.
Aprendo Señor que Querit es el lugar donde tengo que descubrir que la pérdida no siempre es derrota, que este es tiempo en que mis manos deben estar vacías… y que eso no significa que probablemente un día puedan llenarse.

Que este es tiempo en que los ojos están vidriosos y no veo claro, pero que un día, cuando sea el tiempo serán limpiados para ver con claridad lo que no puedo ver con la mirada opaca.

 
¿Sabés?, muchas veces fantasié con la imagen de verte caminando sobre el mar y salirme de la barca para caminar con vos, mientras los otros ven sentados nuestro paso en el agua.

 

¡Cuántas veces me ví a las puertas de Jerusalem, esperando tu paso para gritarte ¡Viva! ¡Viva el Rey de los Judíos! ¡viva el Mesías, el salvador de Israel!  Y tender emocionado mi manto a tu paso.


¡Quise estar muchas veces entre los doce, Señor! Y  acompañarte en uno de tus paseos junto al mar de Galilea para ser espectador de los múltiples milagros que hacías. Y entender el poder de tu mirada, y conocer el mensaje que das a las gentes.

 

Sin embargo, me mostraste y aprendí que no son los hombres ni las circunstancias, que  es necesario pasar algún tiempo escondido en el arroyo de Querit, aprendiendo de la soledad, encontrando el valor de la compañía, sabiendo que el dolor es un camino lleno de curvas y que muchas veces parece llegar a un abismo, pero que llegado el momento justo aparecerá la senda.


Hoy mi Señor, en esta jornada que comienzo en tu presencia no quiero estar con vos en las bodas de Caná participando espectante de tu milagro ni observar las coloradas mejillas de los comensales que felicitan al mesero ignorantes de que tus manos hicieron el mejor vino desde vasijas de agua.

 

Querit es tiempo de contemplación, tiempo de espera. Ya no es importante hacer sino aprender a ser aquel que Vos planificaste en mí.

 

No te entiendo, Señor, pero te creo. Y ya me encaminé con mi mochila hacia el arroyo, seguro de que viene un tiempo de solamente estar en tu Presencia, de aprender a amarte, de aprender un poco más de vos, conocer un poco más de ese Dios al que amo.

 

Deseo más que nada permanecer escondido en el arroyo de Querit, allí donde las cosas profundas aparecen sencillas, donde Tus verdades fluyen descontaminadas de la corriente de una sociedad que está enloquecida caminando hacia ninguna parte.

Tengo mucho que aprender,  necesito que me enseñes el camino hacia una vida de excelencia, donde pueda despojarme de la corteza de mediocridad y las raíces de amargura.  Allí donde el sonido de tu voz no se pierde entre el barullo de de la muchedumbre sino que llega hasta mí acompasado y sereno.

 

Descubrir además con la mente y con el corazón que son Tuyas las palabras, que sos Vos el que habla con un mensaje único.

Qué hermoso saber que me cuidás, Señor, ver que los cuervos me traen pan y carne por la mañana y por la tarde,  y que tengo cerca para beber el agua del arroyo… ¡No necesito nada más!.

 

El arroyo Querit corre por una quebrada, estrecha y profunda y se ha convertido en mi refugio, en mi casa, en el lugar que vos elegiste para mi presente.

No quiero más, sólo saber que estaré aquí hasta encontrar Tu Paz, esa que le prometiste a mi alma. Quiero tu silencio, quiero tu quietud, quiero tu voz suave hablándome al oído. Quiero la sóla compañía de tus ángeles que me ministran tu alimento.

Ya habrá tiempo de salir a gritar al mundo tu mensaje, cuando en la quietud de la soledad de hombres y en tu compañía, haya aprendido con la experiencia personal de haber visto Tus Ojos, aquello que es Tu luz para el mundo.

 

 

HECTOR SPACCAROTELLA          

Río Gallegos

Argentina

tiempodevocional@hotmail.com

Inspirado en un artículo de Yolanda Tamayo, colaboradora de la revista Ventana Abierta (Asamblea Cristiana).
© Y. Tamayo, ProtestanteDigital.com (España, 2008).



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Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: Néstor Barbarito Enviado: 13/12/2017 23:37

Esta reflexión, hermano Héctor, es bellísima, y creo que oculta una riqueza enorme. Me permitirás aprovecharla para mis meditaciones, donde trataré de "husmear" en ese tesoro. Estoy seguro que habré de sacarle el provecho que en este momento, mientras la leo, creo que el Espíritu me está prometiendo.

Dios te bendiga.

Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: hectorspaccarotella Enviado: 15/12/2017 14:18
El ministerio del profeta Elías es maravilloso, querido amigo. Se descubre en cada verso del libro de Reyes la presencia de Dios sobre un hombre frágil, débil e imperfecto que se dejó usar y fue obediente.

Fuerte abrazo.

HÉCTOR

Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: Néstor Barbarito Enviado: 17/12/2017 16:41

EL PASO


No en el viento, no.

No en el temible huracán

que desgarra la montaña

y hace trizas de las peñas.

 

No en espasmos interiores

que con fragores horrendos

rasgan, socavan, quebrantan

los cimientos de la tierra.

 

Ni en el viejo fuego crepitante

que con larga, hirsuta y roja barba ,

corre el bosque con paso ligero

dejando tras de sí oscuros muñones,

acre olor, desolación y muerte.

 

Mas en la brisa dulce y susurrante

que siembra el aroma de azahares y verbena,

acaricia los rostros con materna mano

y ensancha el pecho y el alma;

en el aura tenue y amigable,

estaba Él.

 

Elías lo supo.

Oculto el rostro bajo el manto,

los ojos lloraron

y sonrió su corazón.

 

*************************************

nfb


Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: hectorspaccarotella Enviado: 18/12/2017 19:49
¡woooow! 
Una belleza, querido amigo. 
Dios habló hoy.

HÉCTOR


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