Yo creo en la oración y su poder para cambiar tanto a la gente como a los sucesos. No obstante, cuando escucho a una persona describir cómo escapó milagrosamente de un accidente aéreo, no puedo más que pensar en la gente que murió en el mismo accidente, muchos de ellos orando con el mismo fervor.
¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué Dios parece ser tan impredecible y arbitrario al responder nuestras oraciones? Conozco muchas situaciones en las que aquellos que oran claman para que Dios sane a un enfermo, sólo para ver que esa persona se muere. Inevitablemente, surgen preguntas sobre cómo creemos que es Dios, si deberíamos seguir orando a pesar de nuestra incertidumbre e incredulidad, y qué sucedería dentro de nosotros en el mismo proceso de lucha por oraciones sin respuesta.
Tal vez, una de las razones más grande para enfrentar esas preguntas, en vez de ignorarlas o suprimirlas, es mantener nuestras oraciones vivas. Si nuestros corazones mueren a las preguntas, entonces es muy probable que sean indiferentes a la oración. Dos tercios de los salmos, en el libro de oraciones modelo de la Biblia, son lamentos; un hermoso modelo de alguien que ora derramando su corazón ante Dios por su decepción y confusión. ¿Por qué Dios no responde? ¿Por qué tanto dolor e injusticia en el mundo?
Esto me ha ayudado a ver la imprevisibilidad de Dios como una manifestación más de la realidad de que Dios es una persona; no un principio, no una filosofía, no una necesidad lógica. El carácter de Dios es fiel y confiable, pero las acciones de Dios no son ni predecibles ni están sujetas a nuestro control. Los caminos de Dios son diferentes a los nuestros. La oración es un crisol en el cual tenemos el privilegio de estas diferencias de manera que nos deja hambrientos por más.
“Dios es una persona; no un principio, no una filosofía, no una necesidad lógica.”
¿Cuáles son algunas de sus preguntas más insistentes con respecto a la oración; no las del tipo hipotético de «qué pasa si», sino aquellas que lo inquietan y lo confunden al momento de orar por personas reales en circunstancias particulares?
Tomado del libro En Compañía de Dios cada día ©2014 por Philip Yancey