“Pero si confesamos nuestros pecados, Dios nos perdonará. Él es fiel y justo para limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9.
En nuestra hermosa ciudad de Bogotá, por problemas de contratación, no ha sido posible la recolección de las basuras y esto ha generado un caos total, en todos los barrios de la capital, por los malos olores y la proliferación de insectos y roedores. Tan grave es la acumulación de basuras, que han declarado la Emergencia Sanitaria.
Es indudable que nosotros, a diario, también dejamos acumular en nuestra mente y en nuestro corazón mucha basura. Cosas que no edifican y de las cuales es necesario deshacernos: amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia y toda malicia, etc. Esa basura amontonada por nosotros en la mente y el corazón, nos debe obligar a declararnos en Emergencia Espiritual.
Por tanto, en la intimidad de nuestra alcoba, cada uno de nosotros puede auto examinarse preguntándose cosas tales como: ¿Cuantas heridas y rencores he acumulado en los rincones de mi corazón? ¿Cuántos pequeños pecados y promesas sin cumplir, he guardado?
El Dios Altísimo anhela que cada uno de nosotros realice una limpieza que es más importante que todas las demás, Afortunadamente, cuando nos arrepentimos de nuestros pecados y los confesamos a Dios, el Espíritu Santo nos ayuda a deshacernos de la basura que nosotros hemos albergado. Dice la Escritura: “No le irá bien al que oculta sus pecados, pero el que los confiesa y se aparta, será perdonado.” Proverbios 28:13.
Es necesario que cada persona sobre esta tierra, independientemente de quien sea, le diga al SEÑOR JESUCRISTO, desde lo más profundo de su corazón palabras sinceras y sencillas como estas: “SEÑOR JESÚS”, Ven a mi corazón, perdona mis pecados, porque solo tú los conoces todos y nada te puedo ocultar. Toma el control de mi vida y permite que el Espíritu Santo more en mí y guíe desde hoy mis pasos e inunde todo mi ser de Amor, de Gozo y de Paz, en tu nombre Santo, oh Hijo del Dios Altísimo.
ORACIÓN
"Soberano Dios y Padre Celestial: Tú conoces mi mente y mi corazón y mis caminos no te son ocultos. Sé que he albergado en mi mente y en mi corazón muchas cosas que no te agradan. Reconozco a tu amado Hijo JESUCRISTO como mi SEÑOR y mi SALVADOR. Me rindo hoy ante ti, te pido perdón, aceptando que Cristo lavó con su sangre todos mis pecados. Gracias SEÑOR JESÚS por morir por mí y por resucitar y estar sentado junto a nuestro Padre Celestial intercediendo por mí. Gracias Espíritu Santo porque alumbras mi entendimiento con tu palabra y las guardas en mi corazón, como el más grande tesoro. Lléname de tu amor, de tu gozo y de tu paz y que cada paso que dé, a diario, sea dirigido por ti, en CRISTO JESUS.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ