JUAN CAP. 4
Juan cap. 4: v 1 al v 10
Los fariseos se enteraron de que Jesús bautizaba y
atraía más discípulos que Juan (aunque Jesùs no bautizaba personalmente, sino
sus discípulos). El Señor, al saberlo, decidió abandonar le región de Judea y volvió
a Galilea. Para esto tenía que pasar por el país de Samaria. Llegó a un pueblo
llamado Sicar, en la tierra que el patriarca Jacob había dado a su hijo José. Allí
se encuentra el pozo de Jacob.
Jesús, cansado por la caminata, se sentó sin más,
al borde del pozo. Era cerca del mediodía. Una mujer samaritana llegó para
sacar agua, y Jesús le dijo: Dame de beber.
En esos momentos se habían ido sus discípulos a
hacer compras. La samaritana le dijo: ¿Cómo tú, que eres judío, me pides de
beber a mí, que soy una mujer samaritana? (Hay que saber que los judíos no se
comunican con los samaritanos) Jesús le contestó: ¡Si tú conocieras el don
de Dios! Si tú supieras quién es el que te pide de beber, tú misma me pedirías
a mí y yo te daría agua viva.
ENSAYO:
Cuando empecemos a cumplir con la encomienda a la que seremos enviados
y no les sea grato a quienes creen tener la autoridad que el hombre les otorgó
en las cosas de Dios, autoridad en la que incluso muchos estuvimos sometidos y
que sin embargo entre ellos aprendimos algunos fundamentos que ahora estamos
conociendo verdaderamente, salgamos de allí y coloquémonos en la condición
espiritual en la que ya nos estamos desenvolviendo.
En el transitar por el camino de la naturaleza humana, pasaremos por
ciertos lugares y conoceremos personas que también quieren calmar su sed de
conocimiento de Dios, ya que esa necesidad no les ha sido cubierta en la forma
en que han sido enseñados. Por lo mismo deberemos estar muy atentos, para que
cuando estas personas nos compartan esa inquietud, surja vigorosa la
personalidad de Jesús que habita en nosotros y podamos captar su atención al
pedirles que nos compartan de esa agua natural con la que pretenden adquirir el
conocimiento de Dios, para que nosotros a su vez, les hagamos saber que
compartimos la misma sed, sólo que nosotros hemos encontrado el Agua Viva que
viene del Cielo a través de guardar fidelidad a Jesús y a su Palabra, y si
reconocen que es Jesús en nosotros quien les pide de esa agua que les va
calmando un poco la sed de conocimiento de Dios, ellos mismos pedirán que les
sea compartida de esa Agua Viva que les hará reconocerse en imagen y semejanza
de Dios para disfrutar del Reino de Dios en este mundo y la vida eterna a la
derecha de Jesús.
Juan cap. 4: v 11 al v 15
Ella le dijo: Señor, no tienes con qué sacar agua
y este pozo es profundo. ¿Dónde vas a conseguir esa agua viva? ¿Eres más
poderoso que nuestro antepasado Jacob, que nos dio este pozo, del cual bebió él,
su familia y sus animales?
Jesús le contestó: El que beba de esta agua volverá
a tener sed; en cambio, el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener
sed. El agua que yo le daré se hará en él manantial de agua que brotará para
vida eterna.
La mujer le dijo: Señor, dame de esa agua para que
no sufra más sed, ni tenga que volver aquí a sacarla.
ENSAYO:
Todos los cristianos quisiéramos tener un encuentro personal con Jesús,
pero aún no hemos permitido que él ocupe plenamente el centro en nuestra mente
para sentir esa paz y tranquilidad que brota permanentemente de la Fuente del Poder y la Sabiduría de Dios, y
todo, porque aún no hemos dejado de ser seducidos por las tradiciones
religiosas, esas que entienden la enseñanza de Jesús envuelta en normas y
enseñanzas de hombre, comparándose estas tradiciones, con el agua natural que
mana de la tierra a través de pozos cavados por el hombre, y que lo único que
esta agua hace, es calmar un poco la sed de conocimiento de Dios ya que somos
limitados para recibir sólo pequeñas porciones de su Palabra combinadas con el
tradicional razonamiento humano, mismo que nunca podrá calmar, ni nunca podrá
llenar ese vacío espiritual que muchos sentimos en nuestras vidas.
Por eso, cuando Jesús dice que el que beba del agua viva que él nos
dará a través del estudio, reflexión y meditación de su Palabra, alcanzará a
comprender la esencia de su enseñanza y será convertido en manantial por el
cual fluirá libremente esa agua viva que proporcionará, a quien así lo quiera,
el acceso al Reino de Dios en este mundo para disfrutar abundantemente del
amor, la fe, la bondad, la benignidad, la fortaleza, la templanza, la sanidad,
la paz y la prosperidad en el tiempo, en el orden y para el propósito de Dios,
no bebiendo más del agua de las tradiciones religiosas para ya no estar en el
tiempo, el orden y propósito del hombre para el hombre en las cosas de Dios, y
si así lo queremos, clamaremos: Señor Jesús, dame valentía y dominio propio
para serte fiel guardando y enseñando a cumplir tus mandatos con fidelidad, separando
convenientemente las cosas espirituales de Dios de las cosas materiales y
tradicionales de hombre, bebiendo el agua viva de tu Palabra, reflexionando y
meditando profundamente en ella para no tener la tentación de regresar a esos
pozos de enseñanzas y mandatos de hombre en que han convertido tu Palabra para
actuar en la forma que le conviene al amo de este mundo.
Juan cap. 4: v 16 al v 26
Jesús le dijo: Anda a buscar a tu marido y vuelve acá.
La mujer contestó: No tengo marido. Jesús le dijo: Es verdad lo que dices que
no tienes marido, has tenido cinco maridos, y el que tienes ahora no es tu
marido.
Señor, contestó la mujer, veo que eres profeta.
Nuestros padres siempre vinieron a este cerro para adorar a Dios, y ustedes los
judíos, ¿No dicen que Jerusalén es el único lugar para adorar a Dios?
Jesús le dijo: Créeme, mujer: La hora ha llegado
para adorar al Padre, pero no será en este cerro, ni tampoco en Jerusalén.
Ustedes, samaritanos, adoran lo que no conocen,
mientras que nosotros, los judíos, conocemos lo que adoramos, porque la salvación
viene de los judíos. Pero llega la hora, y ya estamos en ella, en que los
verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. Son esos
adoradores a los que busca el Padre.
Dios es espíritu, por tanto, los que lo adoran,
deben adorarlo en espíritu y en verdad.
La mujer contestó: Yo sé que el Cristo está por
venir. El, al llegar, nos enseñará todo. Jesús le dijo: Ese soy yo, el que
habla contigo.
ENSAYO:
Jesús conoce nuestras vidas y corazones y nuestros pensamientos, y si
así lo creemos, estaremos reconociendo la encomienda a la que Dios lo envió
para resucitar al hombre que así lo quiere a su condición espiritual. ¿Por qué?
Porque sus pensamientos tradicionales le han hecho creer, que las cosas materiales
como dinero y posesiones adquiridos de cualquier manera, es el modo en que Dios
ha derramado sus bendiciones sobre él, y le dan gracias en forma casi mecánica
como la forma tradicional de adorarlo, sin darse cuenta, de que al hacerlo de
esta manera siguen estando haciendo las cosas a su libre albedrío, y todo,
porque no han querido o no han sabido ser enseñados a guardar fielmente la Palabra de Jesús sin ser
desviados de ello, para colocar el manto de su voluntad y conocimientos de
humana sabiduría como estrado de la voluntad de Dios.
Todo cristiano debe de saber, que cualquier forma de buscar el Reino de
Dios contraria a la Buena
Nueva anunciada por Jesús, pertenece a tiempos que ya
pasaron, porque, aunque la salvación viene de los judíos, éstos no han aceptado
a Jesús como Hijo de Dios ni como su Señor y Salvador, lo que los ha mantenido
separados de la fuente del Agua Viva que correrá y brotará en todos los que
crean en él como dice la
Escritura.
Es por eso, que todos aquellos cristianos que han adorado a Dios sin
conocerlo verdaderamente a través del estudio, reflexión y meditación de su
Palabra dada a Jesús, sepan que se ha llegado la hora de aprender a colocar las
tradiciones religiosas y el materialismo humano como asiento de las cosas
espirituales de Dios, recuperando así nuestra verdadera identidad en Dios para
ser verdaderos adoradores de él en espíritu y en verdad. Son estos adoradores a
los que Dios busca, porque Dios es Espíritu, y por lo tanto todos los
cristianos deberemos adorarlo en espíritu y en verdad. Por eso, todo aquel que
busca saber quién es Jesús llamado el Cristo a través del estudio, reflexión y
meditación de su enseñanza, alcanzará el discernimiento que ello otorga y
recibirá el Espíritu de valentía y dominio propio para guardarla, ponerla por
obra y enseñarla a cumplir con fidelidad como la voluntad de Dios, así, el gozo
del Espíritu Santo nos inundará el corazón y la mente para adorar a Dios en
Espíritu y en verdad.
Juan cap. 4: v 27 al v 30
En ese preciso momento llegaron los discípulos y
se admiraron al verlo hablar con una samaritana. Pero ninguno le preguntó para qué,
ni por qué hablaba con ella. La mujer dejó allí el cántaro y corrió al pueblo a
decir a la gente: Vengan a ver un hombre que me ha dicho todo lo que yo he hecho.
¿No será éste el Cristo? Salieron entonces del pueblo y fueron a verlo.
ENSAYO:
Así como Jesús da ejemplo en este pasaje, así mismo nosotros no debemos
separarnos de esa gente interesada en la Palabra de Jesús aunque a algunos les cause
extrañeza, ya que aún no han abierto completamente los ojos a las cosas
espirituales de Dios porque han seguido bebiendo del cántaro que contiene el
agua de las tradiciones religiosas y materialismo humano, y no han terminado
por decidirse a beber del manantial del Agua Viva que brota incontenible de la Palabra de Jesús, pero en
cuanto sepan que la enseñanza que Jesús comparte al hombre es amor que no tiene
nada que ver con las pasiones y ambiciones humanas, pondrán a un lado ese
cántaro y anunciarán a todos los que sigan calmado su sed en él, que se animen
a beber del manantial que brota de la Palabra de Jesús porque parece que él es el
Cristo anunciado que nos proporcionará el acceso al Reino de Dios en este mundo
y a la vida eterna en el mundo venidero.
Juan cap. 4: v 31 al v 35
Mientras tanto los discípulos le decían: Maestro,
come. Pero él les contestó: Tengo un alimento que ustedes no conocen. Y se
preguntaban si alguien le había traído de comer.
Jesús les dijo: Mi alimento es hacer la voluntad
del Padre que me envió y llevar a cabo su obra. ¿No dicen ustedes: Faltan
cuatro meses para la cosecha? Pues bien, Yo les digo: Levanten la vista y vean
como los campos están amarillentos para la siega.
ENSAYO:
Quienes ya están estudiando, reflexionando y meditando en la enseñanza
de Jesús, ya está bebiendo el Agua Viva de su Palabra y preparándose para
disfrutar de ese alimento puro y sin contaminación de ninguna especie que es la
voluntad de Dios a través de ser fieles a ella, voluntad que muy pocos conocen
porque ha sido envuelta en las tradiciones religiosas.
Este alimento, es el que proporcionará el vigor, la fortaleza y la
templanza de Dios en nuestras vidas para hacer nuestro el Espíritu de valentía
y dominio propio para cumplir su mandato de ser fieles a Jesús y su Palabra,
para que así, como reconocemos los tiempos de cosecha en los campos labrados,
reconozcamos que los tiempos de la cosecha espiritual está muy cerca, y que el
hombre que se encuentre fiel a Jesús y su Palabra será levantado y apartado
para disfrutar plenamente en el Reino de Dios.
Juan cap. 4: v 36 al v 38
Ya el segador recibe su paga y junta frutos para
la vida eterna; de modo que el sembrador participe en la alegría del segador. Y
se verifica el dicho. Uno es el que siembra y otro el que cosecha. Pues yo los
he enviado a cosechar donde otros han trabajado. Otros han sufrido y ustedes se
hacen cargo del fruto de sus sudores.
ENSAYO:
Debemos entender bien esto para no ser confundidos con conceptos
tradicionales religiosos y materialistas, porque el fruto que será cosechado
será el Fruto del Espíritu, brotado de la semilla de la fe que Dios otorgó a
todo ser humano para creer en Jesús y su Palabra, sin despreciar o menospreciar
a aquellos que han cuidado y cultivado esta semilla según les ha sido enseñado
por las tradiciones religiosas, pero que ahora, deberemos abonar y levantar esa
siembra de acuerdo a la voluntad de Dios guardando y enseñando a cumplir sus
mandatos, compartiendo esa alegría con quienes prepararon esa tierra espiritual
con trabajo y sufrimiento, ya que ahora nosotros nos haremos cargo del fruto de
sus sudores, verificándose el dicho de que uno es el que siembra y otro el que
cosecha.
Juan cap. 4: v 39 al v 45
En este pueblo muchos samaritanos creyeron en él
por las palabras de la mujer, que decía: El me descubrió todo lo que yo había
hecho. Vinieron donde él y le pidieron que se quedara con ellos. Y se estuvo allí
dos días. Fueron muchos más los que creyeron en él al oír su palabra, y decían
a la mujer: Ya no creemos por lo que tú contaste. Nosotros mismos lo hemos oído
y estamos convencidos de que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.
Pasados los dos días, Jesús partió a Galilea. El había
declarado; Ningún profeta es bien recibido en su propia tierra. Sin embargo,
cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que Jesús
había hecho en Jerusalén durante la fiesta. Ellos también habían estado allá.
ENSAYO:
Como podemos darnos cuenta, muchos creemos en Jesús por lo que otros
han dicho de él, pero cuando vayamos directamente a buscarlo y queramos que
permanezca en nuestro corazón, el estará a través de su Palabra en dos tiempos,
es decir, en las dos condiciones humanas, material y espiritual, en las que
podremos conocer de él a través del estudio, reflexión y meditación de la
enseñanza que nos comparte e ir introduciéndonos en su esencia espiritual, y a través
de eso, escucharemos claramente su voz para estar plenamente convencidos de que
Jesús es el verdadero Salvador.
Después de esos dos tiempos que Jesús nos obsequia para prepararnos a
recibirlo en cuerpo y alma, él volverá, a través de su Palabra, a esos lugares
en donde no han sido obedientes a sus mandatos y será bien recibido por los que
han sido testigos de lo que sigue haciendo en este mundo.
Juan cap. 4: v 46 al v 54
Jesús volvió a caná de Galilea, donde había
cambiado el agua en vino.
Un funcionario de Cafarnaún tenía un hijo enfermo.
Al saber que Jesús había vuelto de Judea a Galilea, salió a su encuentro para
pedirle que fuera a sanar a su hijo, que se estaba muriendo.
Jesús dijo: Si ustedes no ven señales y prodigios,
no creen El funcionario le dijo: Señor, ten la bondad de venir antes de que
muera mi hijo. Jesús le contestó: Puedes volver, tu hijo está vivo.
El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso
en camino.
Mientras bajaba a Cafarnaún, sus sirvientes le
salieron al encuentro con la novedad de que el hijo estaba sano. Les preguntó a
que hora el niño se había mejorado. Le contestaron: Ayer, a la una de la tarde,
se le quitó la fiebre. El padre reconoció que a esa misma hora Jesús le había
dicho: Tu hijo está vivo. Y creyó en él, con todos los suyos.
Esta es la segunda señal de Jesús. La hizo al
volver de Judea a Galilea.
ENSAYO:
Debemos de tomar en cuenta de que es común que la gente quiera ver señales
y prodigios para creer en Jesús, pero sólo cuando el hombre sujeta su voluntad
a la voluntad de Dios a través de creer en Jesús y su Palabra, empezarán a
darse estas señales y prodigios que los suyos reconocerán y creerán en la
verdad de su Palabra, en la que recibirán el Espíritu de valentía y dominio
propio que los hará alejarse de toda enseñanza que les ha impedido guardar y
enseñar a cumplir la Palabra
de Jesús, recuperando así la verdadera esencia de su identidad de ser hechos a
la imagen y semejanza de Dios.
Advertencia:
Estos discernimientos no pretenden tener la
verdad absoluta, sino que son consideraciones personales del autor y deben
tomarse como material de estudio y en su caso discutir con propiedad en cada
uno de ellos.
Ensayos
José Luis Hernández C.