Fuego
“Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios” Romanos 11:29 "
En el versículo 33 de este mismo capítulo dice: ¡oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios!,
¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!. Y cuanta razón tiene el texto. Dios ha elegido un pueblo el más despreciado entre los pueblos, el que fue esclavo, el que fue rebelde contra el mismo Dios que lo eligió.
El pueblo que tuvo que pagar, en su deambular por el desierto por sus desobediencias y hasta el día de hoy, por su desprecio al Mesías prometido de Dios, Jesucristo. Sin embargo Dios cumple con su palabra. No está en la esencia de Dios no cumplir sus pactos. Dios había hecho un pacto con el patriarca Abraham, el “padre de la fe”. Dios lo llamó para cumplir la misión de liderar este pueblo y su llamamiento y sus dones son irrevocables no se pueden cambiar, de acuerdo a la enseñanza de Números 23:19 “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará?, habló, ¿y no ejecutará?”. ¿Cómo me ayuda esto a mí?.
Me hace pensar en un Dios para quien mi vida tiene mucho valor, que me ama tanto, que a pesar de fallarle a El, mantiene su palabra, no deja de cumplirla en relación conmigo. Dios le ha entregado dones a cada uno y cada uno es responsable de lo que haga con ese don. Si Dios te ha llamado, ese don está en ti y lo que tú no hagas, nadie podrá hacerlo por ti. Si otra persona hace lo que tú no haces, lo estará haciendo en obediencia a su llamado. Eres irremplazable en tu responsabilidad de lo que hagas con tu don. Dios llama a los hombres individualmente. La recomendación a Timoteo es también para nosotros: “que avives el fuego del don que está en ti”. Muchas veces pensamos que tenemos que avivar el don, no, el don es de Dios y no hay nada que avivar, ¡lo que tenemos que avivar es el fuego del Don que está en nosotros. El don depende de Dios, el fuego depende de nosotros.
El fuego quema nuestras impurezas, nuestros pecados y enciende la pasión por los que se pierden, para que ellos también lleguen a conocer a Jesús.
¡Señor ayúdame para avivar permanentemente este fuego!
Gracia a la hermana Silvia por el fondo
PEDRO PABLO
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