UNA SIMPLE PIEDRA
Dios llevó a David al terreno en que iba a obrar en su vida. Muchas veces estamos en algún lugar y nos preguntamos: ¿qué será lo que Dios quiere hacer conmigo o en mi vida? Él nos lleva a algún lugar donde cumplirá su propósito, hacia aquello que ha preparado para nosotros. Aunque no siempre sabemos que es lo que Dios quiere hacer, la inquietud puede hacernos equivocar.
Cuando David llegó allí, encontró soldados poderosos que estaban aterrorizados porque debían luchar contra un gigante que desafiaba al ejército de Israel. Allí supo que él mismo debería enfrentarlo. No se quejó, ni dijo: —¡Uh! ¿Cómo vine a parar aquí justo en este terrible momento? ¿Qué hago yo acá? ¡En mal momento llegué a este lugar! Al contrario, comprendió que había un propósito de Dios para con Él y no se quejó, puso en acción su fe diciendo:
1º Samuel 17:37:
“Dios me libró de las garras del león y del oso, también me librará de las garras del filisteo.
David rehusó ir armado y tomó en lugar de su arma una gomera, cinco piedras lisas comunes y corrientes y dijo a Goliat:
1º Samuel 17:45-47
“Tu vienes a mí con lanza y jabalina, mas yo vengo a ti, en el Nombre de Jehová de los ejércitos.”
Se presentó sin ningún temor ante Goliat. Corrió a presentarle batalla al filisteo. Tomó una sola de las cinco piedras que había llevado para defenderse. La puso en la honda y tiró con tan buena puntería que el filisteo cayó derrotado con un solo tiro de honda.
Cuando lo vio desarmado, el filisteo se burló de él. Pero David no se inmutó. Sabía lo que hacía y se sentía muy seguro. Había confiado en el poderoso Dios de Israel, David sabía quién era su Dios.
Fue una gran victoria, sin armas poderosas. Lo que hizo que el pueblo supiera y comprobará con sus propios ojos y por medio de este muchachito armado con una simple onda, que Dios interviene a favor de sus hijos
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