Solemos excusarnos afirmando que nuestros comentarios agresivos siempre responden a una provocación, o al merecido trato que debe recibir quien previamente nos habló con dureza.
El Dr. Emerson Eggerichs en su libro “Antes de que oprima enviar”, nos invita a transitar un camino distinto; más difícil pero siempre más saludable para todos:
“La esencia de mi comunicación significa que la otra persona no podrá cambiar mi corazón para que no sea bondadoso o cariñoso. Al contrario, he tomado una decisión acerca de lo que seré, independientemente de la otra persona. No culparé a ningún otro por mi falta de bondad…
Me gusta recordarme a mí mismo que el sol endurece el barro pero derrite la manteca. Con esto quiero decir que el sol no hace que el barro se endurezca y que la manteca se derrita. El sol simplemente revela la propiedad interna de cada uno. Cuando las cosas se ponen incómodas, es cuando entonces revelo mi verdadera esencia…
Las otras personas no son la causa de que seamos como somos; solo revelan nuestra predisposición para expresar nuestro disgusto y desprecio”.
¿Por qué no tomar el consejo de Eggerichs?
Hoy puedo determinarme para que mi comunicación sea bondadosa, llena de gracia y misericordia. Puedo ser de aliento y edificar con la palabra. Y cuando no esté listo para que eso suceda, puedo esperar.
Hoy también puedo elegir el camino de la responsabilidad, no cayendo en el recurso fácil de asignar a los demás el resultado de mis acciones. En cada encuentro con el otro, tan sólo revelo mi esencia.
Que este día te encuentre siendo fundamentalmente bondadoso y responsable por cada palabra que sale de tu boca.
“No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan” (Efesios 4:29 Biblia NTV).
GUSTAVO BEDROSSIAN