Dios no te creó para que seas una persona común y corriente que se deslice por esta vida de un modo intrascendente. Él, más allá de tu situación actual, sigue manteniendo vivo un fascinante plan para tu vida.
Pero hay dos preguntas claves que necesitas responderte por el bien de todos. Un relato que refiere Wayne Cordeiro nos llevará a estas dos preguntas fundamentales:
"Una vieja historia cuenta de un rabino que hace un siglo vivía en una ciudad rusa. Desilusionado por su falta de dirección y de propósito en la vida, él vagaba en la fresca tarde. Con sus manos profundamente metidas en sus bolsillos, caminó sin rumbo por las calles vacías, cuestionando su fe en Dios, las Escrituras y su llamado al ministerio. Lo único más frío que el invierno ruso era el frío dentro de su alma. Él se sentía tan amortajado por su propia desesperación, que por error entró a un territorio militar ruso que estaba fuera de los límites para los civiles.
El ladrido de un soldado ruso quebró el silencio del frío vespertino: -¿Quién eres? ¿Y qué estás haciendo aquí?-
-¡Discúlpeme! -, respondió el rabino
-Dije: ¿Quién eres y qué estás haciendo aquí?
Luego de un breve momento el rabino, en un gracioso tono para no provocar al soldado, dijo: -¿Cuánto le pagan cada día?-
-¿Qué tiene que ver eso con usted?- respondió el soldado.
Con el encanto de quien hace un nuevo descubrimiento, el rabino dijo: -Le pagaré esa misma suma para que me haga esas mismas preguntas cada día: “¿Quién eres?” y “¿Qué haces aquí?-".
Saber quién eres.
Saber qué es lo que estás haciendo.
Corregir el rumbo cuando identificas que estás perdido y que estás desperdiciando tu tiempo.
Eso realmente es lo importante. Lo demás es distracción.
GUSTAVO BEDROSSIAN