Tenemos en la congregación muchas personas que, a pesar de
su edad y otros impedimentos,
continúan trabajando para El Señor con
toda su alma, invitando personas o dando palabras de aliento. Los hermanos
los respetan y aprecian su ejemplo de vida. Dios valora mucho el servicio que le rinden los
mayores, aunque sus circunstancias los limiten. El conoce nuestras
circunstancias.
2 Corintios 8:12: Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será
acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene.
Es muy interesante lo que
dice este texto. El Señor ve nuestra voluntad, si le servimos de corazón, nunca
nos exige más de lo que podemos. Tal vez no podemos predicar, pero podemos
invitar. Quizá no podamos ayudar, pero podemos dar una palabra de ánimo. Eso es
muy bueno, Dios lo ve y es importante llegar a
comprenderlo y continuar haciendo, Dios ve la voluntad dispuesta. Nunca
nos pide lo que no podemos hacer.
Conoce
específicamente cada situación, no nos demanda aquello que no podemos hacer.
Continúa diciéndonos:
pueden
ser como imponentes árboles centenarios que no dejan de dar fruto.
Tenemos aquí hermosos jóvenes, que
podrían hacer muchas cosas, pasear, divertirse, salir, sin embargo siempre
están aquí, nos acompañan, comparten con nosotros y colaboran. Esos jóvenes
serán en un futuro, como imponentes árboles centenarios que no dejaran de dar
fruto. Gracias al Señor por ellos!
A veces nos parece que vivimos en la
eterna juventud y no nos damos cuenta. No oramos por el tiempo de la tercera edad como nos indica el Salmo 71-9. David imploró a Dios en
este Salmo: “No me deseches en el
tiempo de la vejez; justamente cuando mi poder está fallando, no me dejes”
¿Alguna vez oramos así?
El Señor conoce específicamente cada situación, no nos
demanda aquello que no podemos hacer. Continúa diciéndonos: pueden ser como imponentes árboles centenarios que no dejan
de dar fruto.
Muchas personas temen que las abandonen y
dejen de lado cuando envejezcan. Dice el Salmo 92:12. “el justo florecerá como una palmera,
crecerá
como cedro en el Líbano, Luego El salmista
continúa diciéndonos
a los siervos de Dios que
estamos hoy aquí, en tercera edad: Salmo 92:14- Aun en la vejez fructificarán; Estarán
vigorosos y verdes” Repetimos juntos para no olvidarnos;“Salmo 92:14- Por lo general, todo
aquel que ha llenado su vida con el servicio a Dios sigue dando fruto en la
ancianidad. Las semillas que plantó, ya sea en su propia vida o en la de otras
personas. A su tiempo terminaran produciendo una buena cosecha. Muchas veces no
llegamos a verlas aquí. Pero El Señor es fiel y cumplirá. A los ojos de Dios
no hay nada más bello que una vida dedicada a su servicio. Dios dice en
las Escrituras: “Aun hasta la vejez de uno yo soy el Mismo; y hasta la canicie
de uno yo mismo seguiré soportando. ¡Qué consolador es saber que nuestro
Padre celestial promete sustentar a sus fieles en la ancianidad! .
Salmo 48:14-
Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre;
El nos guiará aun más allá de la muerte. Hasta la
eternidad.
El Señor
considera hermosa la vida que se ha dedicado a servirle fielmente. 1 Timoteo 5:/2. Por lo tanto, pensemos en maneras prácticas
de demostrarles amor cristiano al ocuparnos de sus
necesidades. Aquí tenemos hermosos jóvenes que lo hacen. Sin duda alguna, son corona
de verdadera hermosura a las personas mayores. Así pues, los cristianos de edad
avanzada podemos estar seguros de que Dios nos cuidará y nunca nos abandonará,
pues promete guiarnos y sostenernos hasta en la vejez. De este modo seremos
testimonio vivo de la veracidad de las palabras del salmista: “Salmo 121:2. Mi socorro viene de Jehová,
que hizo los cielos y la tierra. El Señor cuida
de sus siervos mayores de la tercera edad, es su promesa
4 Y hasta la vejez yo mismo, y
hasta las canas os soportaré yo; yo hice, yo llevaré, yo soportaré y guardaré. – Isaías 46:4-6RV -Valera 1960