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General: La mujer y la pornografía
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: hectorspaccarotella  (Mensaje original) Enviado: 01/05/2019 11:05

Patricia Saladín: Primeramente, es bueno que reconozcas que luchas con la pornografía. Este es el primer paso para encontrar ayuda, debido a que tenemos un enemigo que se vuelve poderoso cuando mantenemos nuestras luchas y pecados en secreto.

En secreto florece todo lo que nosotros queremos vencer y por eso nos cuesta hallar la fortaleza para vencerlo. Sin embargo, si estás en Cristo, la buena noticia es que hay Alguien que ya pagó el precio por esos pecados, venciéndolos en la cruz del Calvario, y que hoy en día dejó su Espíritu Santo para que more en ti, el cual tiene un poder mucho más allá que el poder del pecado. Además, la misma Palabra de Dios nos asegura que ya no somos esclavos del pecado.

Cornelia Hernández: Uno de los peligros de ocultar nuestras luchas es que, cuando tratamos de vencerlas por nosotras solas, de acercarnos a Dios por nosotras solas, al ver una mejoría creemos que lo hemos logrado. Vemos esto como un logro nuestro cuando no es posible hacerlo sin el poder de Dios.

Reconocer la lucha es el primer paso para el proceso de sanidad. Luego de esto, debemos correr a los brazos del Señor, ir a su trono de gracia, y pedir auxilio. Pedirle al Señor que nos examine y ayude a encontrar las razones y las motivaciones que nos llevan a este pecado. 

La pornografía es muy sutil en las mujeres. Las mujeres consumen pornografía de una manera muy diferente a los hombres, y muchas veces los materiales que utilizan son sutiles y no exactamente el mismo tipo de contenido que los hombres ven. Por esta razón debemos examinar las motivaciones: qué tipo de cosas nos llevan hacerlo y a esconderlo, si es un sentimiento de soledad, si es un sentimiento de autoculpa por sentirte alejada de Dios, o de pensar que todo el mundo te va a juzgar mal.

Identifica cuáles son las luchas, las áreas de pecados que te llevan a consumir estos materiales, para que puedas alejarte de estas cosas. Por ejemplo, he hablado con mujeres que con cierta música con contenido muy romántico, se siente inducidas a esto. Un detonante no tiene que ser necesariamente erótico. Hay series, novelas, o conversaciones con personas casadas que tienen una vida sexual activa, las cuales tú no deberías estar escuchando. Debemos poner límites sanos a lo que entra a tu mente por medio de tus ojos y tus oídos, para empezar a limpiar ese ambiente alrededor de ti.

Por otro lado, algo que creo que es muy importante y necesario, es atreverse a tener a alguien con quien hablar de esta lucha. Un vídeo te puede ayudar mucho, pero la verdad es que tú necesitas a otra mujer madura, alguien que te mentoree, una consejera bíblica en tu iglesia que pueda escucharte con confidencialidad, y le puedas rendir cuentas. Habla de las situaciones que te inducen a eso para que trabaje contigo, a la luz de la Palabra, tu crecimiento espiritual.

Vencer esta lucha sola no es fácil. Quizá tienes muchos años luchando con esto de manera muy sutil y ya ha llegado un punto en el que es una trampa. Necesitas ayuda en el cuerpo de Cristo. Dios no te pide que lo hagas sola. Primero Él viene a ti y te ayuda, y luego te pone junto a otra hermana para que se apoyen la una a la otra crecer juntas.

Te invitó a buscar ayuda en el Señor, en su Palabra y en el cuerpo de Cristo, y que puedas encontrar a alguien que te acompañe a batallar hasta lograr ser libre de pecado. No es una batalla fácil. Es un proceso que no se resuelve en una semana, pero que sí tiene solución en Cristo. Recuerda que la Biblia dice que el que empezó en nosotros la buena obra no va a parar hasta que no sea completa, y tenemos la esperanza de que Dios está involucrándose en tu vida para librarte del pecado.

PS: Para terminar, recuerda que la Palabra de Dios dice que no hay ninguna condenación para los que están en Cristo Jesús Pero la misma Palabra también dice que, si mi ojo me es ocasión de caer, que me lo saqué, y si mi mano es ocasión de caer que me la corte. Existe ayuda, hay esperanza. No te dejes vencer porque el Señor ya pagó por ese pecado.

Cornelia Hernández de Matos y Patricia Acebal de Saladín 


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