Cuando Dios está a punto de hacer algo profundo, su pueblo inevitablemente enfrentará oposición. El apóstol Pedro lo dijo de esta manera: “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese, sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría” (1 Pedro 4:12-13).
Pedro le estaba diciendo al pueblo de aquella época: “No piensen que es extraño cuando tenemos que luchar contra la oposición, cuando nuestro propósito es instaurar la piedad en nuestra nación”. De la misma manera, si tú y yo estamos orando por un despertar en nuestras ciudades y en nuestro país, debemos estar preparados para el hecho de que las tinieblas simplemente no se retirarán sin una lucha.
El Libro del Éxodo nos habla del momento en que los israelitas estaban cerca de ser liberados de la mano de los egipcios. Un nuevo rey que no conocía a José llegó al poder y se volvió muy opresivo. Le dijo al pueblo: “Nosotros les diremos lo que pueden construir, y ustedes deberán hacerlo de acuerdo con nuestras especificaciones. Pueden ir a su casa de adoración, pero deben adorar a nuestro manera. Doblarán sus rodillas ante nuestra voluntad; y si se niegan, ¡les costará!” (Ver Éxodo 1:8-11).
Esto es muy similar a la oposición que tú y yo actualmente enfrentamos y veremos en mayor medida en los próximos días. Las libertades que hemos conocido están ahora en peligro; las leyes pronto van a cambiar para peor. Las amenazas tienen el potencial de impedir que la iglesia de Jesucristo se dé cuenta del poder que realmente tiene.
Creamos que Dios nos llenará nuevamente con su Espíritu Santo para que no nos inclinemos ante ninguna amenaza del mal. ¡Cuando el Señor nos permite estar de pie y hablar su Palabra con denuedo, encontraremos que nuestro testimonio no será acerca de nosotros mismos, sino acerca de Dios y de su gran poder dentro de nosotros!
Carter Conlon