REFLEXIÓN UNA VENTANA AL CIELO VIERNES 9 DE AGOSTO DE 2019.
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.” Mateo 5:6.
Estas palabras son dichas por el propio SEÑOR JESUCRISTO y su promesa viene con una garantía total y absoluta. No dice que los que tienen hambre y sed de justicia tal vez ó es posible ó a lo mejor suceda y serán saciados. No, Él afirma que serán positivamente saciados y satisfechos. Cuando usted está lleno de justicia, está también lleno de bendiciones. Espiritualmente usted está lleno de hambre y sed que solo JESÚS puede satisfacer por completo.
¿Ve usted a CRISTO como su más grande necesidad? ¿Lo anhela como un hambriento anhela la comida? Dice la Escritura: “El Hombre saciado desprecia el panal de miel, pero al hambriento todo lo amargo es dulce” Proverbios 27:7. En otras palabras, el que ya está saciado, ya no tiene ningún interés en el panal de miel, pero el que verdaderamente tiene hambre, aun la comida amarga le parecerá un exquisito bocado.
Jesús compara el hambre física con el hambre espiritual. Así como buscamos satisfacer nuestra hambre y sed física, así mismo, el único que puede satisfacer nuestra hambre espiritual es Nuestro SEÑOR JESUCRISTO. Comemos a diario y cada día sentimos hambre. De igual manera, en el plano espiritual, cada mañana, al medio día y en la noche, también necesitamos anhelar la presencia de CRISTO para alimentarnos con el pan del cielo. Abre esa ventanita al cielo en cualquier momento del día y contempla al Hijo de Dios en toda su gloria, majestad y dulzura. Serás bendecido y las demás cosas, como dice la Escritura te serán añadidas. “Así que, primero busquen el reino de Dios y su justicia, y se les dará todo lo que necesitan.” Mateo 6:33.
ORACION
“Soberano Dios y Padre Celestial: Con honestidad, sinceridad y fe, me acerco a ti, reconociendo que sin ti estoy perdido. Gracias por amarme y porque quieres salvarme, reconozco mi condición de pecador, necesito ser salvo. Amado JESÚS: Creo en mi corazón y confieso con mi boca que tú eres el Hijo de Dios y que pagaste con tu sangre todos mis pecados en la cruz del calvario. Creo que Dios te levantó de entre los muertos y ahora estás sentado a la diestra de Dios Padre. En este momento, con toda la fe de que soy capaz, te invito a que vengas a morar en mi corazón y a tomar el control de mi vida, Sé tú mi SEÑOR y mi único y suficiente SALVADOR, ayúdame a vivir conforme a tu voluntad y a tus propósitos, dando gloria y honra a tu Santo Nombre.” Amén y amen.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
arbey serna ortiz