“Aquí hay mucho más de lo que parece. Las cosas que vemos ahora están aquí hoy, se han ido mañana. Pero las cosas que no podemos ver ahora durarán para siempre” (2 Corintios 4:18, traducción literal MSG).
Estas palabras pronunciadas por el apóstol Pablo son poderosas. Él nos recuerda cosas más allá de esta vida que están muy lejos de la vista. ¡Cosas eternas! Nuestra vida en esta tierra no es más que la primera página de una historia interminable que continúa hasta la eternidad. Nos cuesta mucho conceptualizar la inmensidad de la eternidad. De hecho, tenemos dificultades incluso para comprender la palabra billón. Por ejemplo, hace mil millones de segundos era 1959. Hace mil millones de minutos Jesús estaba vivo, caminando sobre el planeta. Hace mil millones de horas, los personajes de Génesis estaban vivos: Adán, Abraham, Noé. ¡Piénsalo!
David dice: “Señor, recuérdame lo breve que será mi tiempo sobre la tierra. Recuérdame que mis días están contados, ¡y cuán fugaz es mi vida!” (Salmos 39:4, NTV). No estaremos aquí para siempre; de hecho, no estaremos aquí por mucho tiempo. Pero dentro de mil millones de años a partir de ahora estaremos en algún lugar, por lo que la pregunta es: ¿dónde estarás?
Los inscripciones en los lugares de entierro generalmente contienen la fecha en que naces y la fecha en que mueres, separados por un guión. Y es lo que sucede durante el "guión" lo que determina dónde pasarás la eternidad. A partir de los setenta años, tomarás muchas decisiones que determinarán tu forma de vida, pero tu decisión más importante será con respecto a tu destino eterno. Jesús le dijo a Nicodemo, un gobernante de los judíos: “El que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios” (Juan 3:3).
Dios provee un camino, un camino al cielo y es a través de su Hijo, Jesucristo. Jesús dijo: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6). Dios lo hizo simple cuando dijo: “El único camino hacia la vida eterna es a través de Jesús”. La vida eterna, miles de millones de años, con nuestro Señor y Salvador. ¡Qué gloriosa esperanza! Ahora es el momento de asegurarte de haber tomado la decisión de pasar la eternidad con él.
pr. Tim Dilena