El rey David dijo: “Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; y tus pensamientos para con nosotros, no es posible contarlos ante ti” (Salmos 40:5).
“¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!” (Salmos 139:17).
¡Dios pensó en ti antes de que nacieras! Pensó en ti cuando tu vida comenzó en una célula, cuando aún estabas en el útero. Es difícil comprender que nuestro Padre pensaría en nosotros tan altamente. Él piensa en nosotros cuando nos acostamos en la cama y cuando nos levantamos. Él piensa en nosotros con cada paso que damos. Él también conoce y comprende cada pensamiento que tenemos: “Jesús… conociendo los pensamientos de ellos” (Lucas 5:22).
El cielo está poblado de seres altamente inteligentes: ángeles, serafines, querubines, que son testigos de la fidelidad de nuestro Dios. Ellos conocen todas las promesas que él nos ha hecho con respecto a su atención hacia cada detalle de nuestras vidas. Si Dios fallara en una sola de estas promesas, todo el cielo se volvería un caos y una ruina, ya que las huestes celestiales dirían: “¡Dios no cumplió su Palabra! No se puede confiar en él”. Sin embargo, el hecho de que todo el cielo alabe a Dios, arrojando sus coronas a sus pies, es una prueba de que ellos contemplan y creen en su fidelidad. Se puede confiar en que Dios hará todo lo que dijo que haría.
El mundo no está buscando más pruebas doctrinales de la realidad de Dios. El mundo está buscando cristianos que puedan hacer frente a cada crisis, problema y dificultad; y al mismo tiempo mantengan la calma y el reposo en medio de todo ello. El mundo necesita ver a los hijos de Dios confiando totalmente en su Señor.
Amado, confía en el Señor con todo tu corazón. ¡La libertad del temor y la preocupación se produce cuando reposas confiadamente en Aquel que te creó!
DAVID WILKERSON