REFLEXIÓN UNA VENTANA AL CIELO VIERNES 8 DE NOVIEMBRE DE 2019
“Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad.” 1Juan 1:9
Cuenta la historia que en un hospital en Viena -Austria, un médico se dio a la tarea de analizar las causas por las cuales se había incrementado, en gran número, la muerte de mujeres embarazadas en dicho Hospital. Como resultado de sus múltiples investigaciones, este doctor descubrió que los médicos que examinaban a las mujeres embarazadas salían después de atender los cuerpos de los difuntos en la morgue de la ciudad y, sin lavarse las manos, examinaban directamente a las mujeres embarazadas en dicho hospital.
Hoy, a todos nosotros nos afana la desinfección y el lavado continuo de nuestras manos y, en especial la de nuestros niños. Vivimos, como dicen las abuelas: Encima de ellos para que, con frecuencia, laven sus manos, su boca y su cuerpo en general. Aun hoy, a muchos adultos hay que recordarles esta sana y benéfica costumbre, de andar limpios de la cabeza a los pies.
Pero ¿Qué aplicación espiritual y práctica tiene esta historia? Nuestro Padre Celestial quiere lavarnos y limpiarnos de todos nuestros pecados. Para que estemos pulcros, no solo delante de su presencia, sino también para andar limpios delante de las demás personas; libres de gérmenes y sin microbios que pueden ser, entre otros, la ira, los celos, la maledicencia, hechicerías, enemistades, pleitos, contiendas herejías envidias, homicidios, orgias y todo tipo de inmundicias que afean y hacen perder el encanto y la gracia a nuestras vidas. JESÚS, el Hijo de DIOS, ofrendó su vida en la cruz por ti y por mí, porque quiere ver nuestras vidas limpias de todo pecado.
Nuestro mejor y divino desinfectante para todo nuestro ser es la preciosa sangre de CRISTO. Él SEÑOR quiere que todos alcancemos el perdón de nuestros pecados, pero de cada uno de nosotros es única e individual la decisión de acercarnos a JESUCRISTO que es el único que puede perdonarnos y salvarnos: “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos los pecados y para limpiarnos de toda maldad.” 1 Juan 1:9.
ORACION
“Soberano Dios y Padre Celestial” Tú afirmas en tu palabra que: “El que encubre sus pecados no prosperará, más el que los confiesa y los abandona hallará misericordia.” Perdónanos cuando en nuestra soberbia decimos que no tenemos pecado, porque ciertamente nos engañamos a nosotros mismos y tu verdad no está en nosotros. Amado DIOS y Padre de mi SEÑOR JESUCRISTO, lávame por completo de mi maldad y límpiame de mi pecado. Límpiame de todos esos gérmenes y microbios espirituales que me esclavizan. Tu eres el médico divino y quiero pedir tu perdón y clamar por tu ayuda. Ven a morar en mi vida SEÑOR JESÚS y sé mi SALVADOR y mi SEÑOR para siempre.” Amén y Amén.
-FELIZ FIN DE SEMANA-
ARBEY SERNA ORTIZ