El dador de la vida
Génesis 2:7
“Entonces Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente.”
La importancia de no perder la alegría en los momentos en que las cosas no van tan bien, es parte de nuestro aprendizaje diario. Es en esos tiempos difíciles cuando tenemos que recordar cuanto nos fue dado por Dios. Durante una conversación con alguien que estaba viviendo un tiempo de angustia, este hombre me respondió con mucha convicción:
—Es que yo, en realidad no tengo nada que agradecer a Dios, ya que todo lo tengo por mi propio esfuerzo. He luchado y me he esforzado mucho para lograrlo. Yo solo lo he conseguido, sin ayuda de nadie, por lo tanto el mérito es solamente mío. A lo que respondí:
—Muy bien, ¿quién te ha dado la vida para que pudieras hacerlo? ¿De dónde provienen las fuerzas y la salud de cada día? ¿Qué pasaría si Él ahora te dijera, este es tu último día de vida?
Medita en esto, y si has reflexionado de esta manera, permiteme recordarte que la vida proviene de Dios, reconoce al Señor en tu vida y dale gracias hoy, Él te ama y te guarda, Él permite que te levantes cada mañana.
Te invito a compartir esta sencilla oración
en gratitud hacia Dios:
“Señor, te pido perdón porque muchas veces olvido darte gracias por tantas bendiciones que constantemente recibimos. Tú me permites cada día levantar mi rostro y ver tu cuidado, me das salud y me confortas cuando me siento débil. Guardas mi casa y mi familia. Me provees lo necesario para vivir y me das fortaleza cuando la necesito, escuchas mis oraciones y las respondes con tu gran amor.
Te doy gracias por tu cuidado, por mi vida y la de quienes has puesto a mi lado. Te agradezco por tu misericordia, por tu amor constante y por tu cuidado con las personas que amo.
Gracias por escuchar mi oración y por responderla. Por darme paz en todo momento para enfrentar cada situación que acontezca en mi vida, en el Nombre de Jesús, amén.
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