“Que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente… que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo” (Judas 3-4). Debemos discernir, identificar, confrontar y aprender a vencer y proteger contra los enemigos de nuestra fe.

“Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Porque por ella alcanzaron buen testimonio los antiguos” (Hebreos 11:1-2). Sólo hay una manera de mantener un buen testimonio de Cristo y es renovando y defendiendo nuestra fe. Piensa en cómo el enemigo quiere robar, corromper y abortar tu fe. La Biblia es muy clara que “sin fe es imposible agradar a Dios” (11:6).

El autor de Hebreos da una palabra increíble a todos los jóvenes creyentes. Había miles de ellos y debían mirar a los creyentes mayores como modelos. “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (13:7-8). Él está diciendo: “Mira a los que te han traído la palabra de Dios y sigue su conducta”.

Aquellos de nosotros que hemos estado caminando con el Señor y cantando, adorándolo y viéndolo permanecer fiel durante todos estos años somos ejemplos, estándares para aquellos que vienen detrás de nosotros. Esta es una responsabilidad asombrosa y honrosa. Los más jóvenes en la fe deben seguir nuestras vidas y realmente ver cómo demostramos nuestra fe a través de las luchas y el dolor que soportamos.

El autor de Hebreos dice: “¡Míralos y sigue su ejemplo!” Y Judas dice: “Es urgente que luches fervientemente por la fe, porque los hombres impíos han entrado inadvertidos”. Estamos viviendo en los últimos días del tiempo y debemos permitir que el Espíritu Santo nos enseñe a vivir y también a discernir aquellas cosas que nos alejarán de nuestro Jesús y nos harán negarlo.

^{Claude Houde}