Cuando el secretario de Oliver Cromwell fue enviado a Europa con una misión diplomática importante. Una noche, en la que descansaba en un puerto, daba vueltas sobre su cama sin poder dormir.
Según la costumbre de aquellos tiempos, él viajaba siempre con un sirviente, el cual dormía en su cuarto plácidamente. El secretario, finalmente fue a despertarlo. El hombre, sorprendido, le preguntó a Cromwell cuál era la causa de su inquietud:
–Tengo mucho temor de que fracase nuestra misión –fue la respuesta.
–Señor –dijo el ayudante– ¿me permite hacerle un par de preguntas?
–Puedes hacerlo.
–¿Dios gobernaba el mundo antes de que nosotros naciéramos?
–Seguramente que sí.
–¿Y continuará gobernándolo cuando nosotros hayamos muerto?
–Por supuesto que lo hará.
–Entonces, señor, ¿por qué no le dejamos gobernar el presente también?
La fe del secretario fue estimulada por estas sencillas preguntas, produciendo confianza y paz en su corazón, lo que le permitió reconciliar el sueño rápidamente.
¿Te preocupa la pandemia? ¿No sabes qué pasara en el futuro? ¿Te angustia la crisis económica? ¿La incertidumbre te quita el sueño?
Las circunstancias pueden haber cambiado, todos los planes que teníamos tuvieron que postergarse o cancelarse. Nadie pensó que este virus detendría países enteros que ahora están sumidos en el miedo y la incertidumbre. Sin embargo, ¡hay buenas noticias!
Salmos 46:10, 11 (NTV) dice:
«¡Quédense quietos y sepan que yo soy Dios! Toda nación me honrará. Seré honrado en el mundo entero». El Señor de los Ejércitos Celestiales está entre nosotros; el Dios de Israel es nuestra fortaleza.
El Señor de los Ejércitos Celestiales peleará por sus hijos y Él nunca ha perdido una batalla. Así que, ¿por qué te angustias?
No permitas que las malas noticias o lo que la gente dice pongan en duda tu fe. Dios es Dios, siempre ha estado, está y estará en control. Y, sin importar lo que digan los hombres, Él es poderoso para guardarnos de todo mal y cambiar cualquier circunstancia. Recuerda que Dios nunca ha perdido el control.
Sigue las instrucciones que te dan las autoridades; pero no olvides que Dios es Dios y Él cuida de ti.
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