“Donde no hay dirección sabia, caerá el pueblo; Mas en la multitud de consejeros hay seguridad” (Proverbios 11:14).
La Palabra de Dios es muy clara acerca de la importancia de elegir sabiamente cuando se trata de las personas cercanas con las que te relacionas. A todos nos gusta tener amigos con intereses y pasatiempos comunes, pero debemos elegir asociarnos con personas que poseen altos estándares morales y principios nobles. Los malos amigos a menudo intentarán obtener algo de ti o usarte para sus propios beneficios egoístas. Te dirán lo que quieres escuchar, aunque no sea bueno para ti; de hecho, un consejo necio puede tener consecuencias trágicas.
Un ejemplo del resultado de depender de las personas equivocadas se registra en la palabra de Dios. El rey Roboam ascendió al trono después de que su padre Salomón había muerto. ¡Imagina ser el sucesor al hombre más sabio que jamás haya vivido! Con el tiempo, comenzó una guerra civil entre el rey Roboam y el rey Jereboam, una situación que requería una gran sabiduría para su resolución.
Los sabios ancianos que habían aconsejado al Rey Salomón estaban listos para intervenir con un buen consejo para Roboam. El consejo que tenían para ofrecer tenía siglos de antigüedad pero era muy relevante. Sin embargo, Roboam también estaba escuchando las voces de sus amigos jóvenes, inexpertos e inmaduros. Él tuvo la opción de elegir la verdad, pero decidió escuchar a sus compañeros.
Los ancianos hablaron con Roboam con buenos consejos, pero él tomó una decisión necia: “Pero él dejó el consejo que los ancianos le habían dado, y pidió consejo de los jóvenes que se habían criado con él, y estaban delante de él” (1 Reyes 12:8). Este fue un error catastrófico que resultó en el exilio, la pérdida de vidas, la destrucción y el cautiverio. Todo porque un joven rey prestó oído a sus amigos en lugar de a sus ancianos.
¿A quién tienes en tu vida que te diga la verdad? Pídele discernimiento al Espíritu Santo al elegir a tus amigos cercanos.
Pr. Tim Dilena