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General: 5 razones por las cuales la Trinidad es tan importante
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Da: hectorspaccarotella  (Messaggio originale) Inviato: 26/08/2020 09:58

Se nos dice que es difícil de describir, imposible de entender, y que ni siquiera se encuentra en la Biblia. Entonces, ¿por qué debería importarnos la Trinidad, aparte del hecho de que es verdad?

Ya se ha escrito y dicho mucho acerca de por qué la doctrina de la Trinidad es tan fundamental. Pero la importancia esencial de entender a Dios como trino, un Dios que existe eternamente en tres personas, Padre, Hijo, y Espíritu, vale la pena repetirla.

Aquí hay cinco razones (más) de por qué es muy importante que creamos esta doctrina.

1. La Trinidad distingue a nuestro Dios

Muchos asumen que los musulmanes, los judíos, y los cristianos adoran al mismo Dios. En realidad, los musulmanes y los judíos no mesiánicos profesan un dios mono-personal, en lugar del Dios tri-personal de la Trinidad. Esta distinción es vital.

Un dios mono-personal no puede ser eternamente amoroso y bondadoso. Antes de crear el mundo, no podría haber amado; al menos, solo podría haberse amado a sí mismo. En su soledad, la mejor manera de definirlo es: egoísmo interesado. Eso lleva a una cosmovisión que prioriza el poder, a diferencia de nuestra cosmovisión cristiana que considera el amor como el mandamiento más importante y la virtud más perdurable (Mt. 22: 36-401 Co. 13:13).

La Trinidad explica cómo Dios era amor antes de crear: las tres personas se amaban divina y eternamente

Creemos que Dios nunca ha cambiado ni cambiará. También creemos que Dios es amor (1 Jn. 4:8). La Trinidad explica cómo Dios era amor antes de crear. Las tres personas se amaban divina y eternamente. Él siempre, en sí mismo, ha sido definido por el amor.

Al mismo tiempo, nuestro Dios tri-personal debe distinguirse del politeísmo, por ejemplo, del Brahma, Vishnú, y Shiva del hinduismo. No adoramos a tres dioses. El Señor nuestro Dios es uno (Dt. 6:4).

A medida que las religiones del mundo continúan multiplicándose, y contra una marea creciente de universalismo, este distintivo solo se volverá más esencial para la forma en que comunicamos nuestra fe.

2. La Trinidad da sentido al Antiguo Testamento

La iglesia primitiva acuñó el término “Trinidad” a finales del segundo siglo para articular el misterio revelado por Cristo (Ef. 1:93:3). Pero los primeros atisbos de pluralidad en Dios se registran en el Antiguo Testamento, no en el Nuevo.

Desde el primer capítulo, se nos presenta al Espíritu de Dios (Gn. 1:2) y Dios se refiere a sí mismo con los pronombres plurales “nosotros” y “nos” (Gn. 1:26-273:2211:7Is. 6:8). Si bien la unidad de Dios es fuertemente enfatizada, la palabra usada para describir a Dios como “uno” en las Escrituras hebreas, ehūd, es un término elástico que puede usarse para describir la unidad en la diversidad. De manera similar, “Elohim” y “Adonai”, usados ​​para Dios en el Antiguo Testamento, son términos en plural, quizás presagiando una realidad que aún no se había revelado completamente.

El Antiguo Testamento menciona el Espíritu de Dios más de 100 veces. También enseña acerca de un venidero vencedor del enemigo (Gn. 3:15), un Hijo del Hombre que aparece con el Anciano de Días (Dn. 7:9-14), un Hijo que debe ser reverenciado (Sal. 2:11-12), el nacimiento virginal de un niño llamado “Dios poderoso” y “Padre eterno” (Is. 9:6), y el ángel del Señor reconocido como Dios mismo (Gn. 16:10-1322:12-16Éx. 3:1-6Jue. 2:1-46:11-24Zac. 12:8).

Basado únicamente en el libro de Éxodo, los Evangelios identifican a Cristo como el “Yo soy” (Éx. 3:14Jn. 8:56-58), la roca en el desierto (Éx. 171 Co. 10:4), y el que salvó a los israelitas de Egipto (Jud. 5). El Cristo resucitado interpretó cosas concernientes a sí mismo a lo largo de toda la Escritura (Lc. 24:27) e incluso usó el Salmo 110:1 para probar la suposición innata de los judíos de una segunda persona en la deidad.

3. La Trinidad proporciona un marco de referencia para el Nuevo Testamento

Cristo no fue un ser humano creado que inventó una forma original de venir a Dios. Si bien era completamente humano, también era completamente Dios, como lo había sido desde el principio (Jn. 1:1) y lo será para siempre. Esto es difícil de explicar. Pero la Trinidad ayuda.

Dios no nos creó porque tenía una necesidad de llenar un vacío relacional interno.

También ayuda a explicar pasajes en los que aparecen los tres miembros de la Trinidad. El Padre envía el Espíritu en el nombre del Hijo (Jn. 14:26). Todo lo que el Padre tiene es del Hijo, y el Espíritu nos declara estas cosas (Jn. 16:15). El Padre envía el Espíritu del Hijo a nuestros corazones (Ro. 8:9Gá. 4:6Tit. 3:6). Bautizamos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu (Mt. 28:19). A través del Hijo, tenemos acceso en un Espíritu al Padre (Ef. 2:18). Y el amor del Padre, la gracia del Hijo, y la comunión del Espíritu están siempre con nosotros (2 Co. 13:14).

4. La Trinidad es la base de nuestra relación con Dios y su Iglesia

Debido a que el Padre, el Hijo, y el Espíritu estaban perfectamente unidos desde antes de la creación del mundo, amándose, sirviéndose, y glorificándose el uno al otro, podemos estar seguros de que Dios no nos creó porque tenía una necesidad de llenar un vacío relacional interno. Esas son muy buenas noticias para nosotros, porque nosotros nunca podríamos lograr llenar ese vacío.

Él estaba perfectamente satisfecho sin nosotros. Sin embargo, eligió crearnos amorosamente, invitándonos a disfrutar (y ser a satisfechos por) el desbordamiento de todo lo que Dios es en sí mismo. Como iglesia, somos la casa del Padre (1 Ti. 3:15), la novia del Hijo (2 Co. 11: 2Ef. 5:27Ap. 19:7), y el templo del Espíritu (1 Co. 6:19).

Unidos a Él en amor, también estamos unidos con su pueblo, aquellos con quienes somos edificados juntos en el Hijo para ser morada del Padre por el Espíritu (Ef. 2:22). Así como las tres personas de la Trinidad están misteriosamente unidas como una, así todas las tribus, lenguas, y naciones del pueblo de Dios (Ap. 7:9) son una en Él.

5. La Trinidad explica nuestra misión

Así como vemos al Padre enviando al Hijo y al Hijo enviando al Espíritu, vemos también nuestra gran comisión como una continuación de la misión de la Trinidad en el mundo (Jn. 17:18Mt. 28:18-20). Nosotros también somos enviados, según la presciencia del Padre, para obedecer al Hijo, en la santificación del Espíritu (1 P. 1:2).

De la misma manera que cada persona de la deidad glorifica a la otra, somos invitados a glorificar y dar testimonio de Dios por todo el mundo que Él creó

De la misma manera que cada persona de la deidad glorifica a la otra, somos invitados a glorificar y dar testimonio de Dios por todo el mundo que Él creó. En la cruz vemos la máxima glorificación del Padre cuando el Hijo da su vida por nosotros para que podamos recibir el Espíritu de adopción como hijos de Dios (Jn. 12:28Ro. 8:15). Y de la misma manera estamos llamados a dar nuestra vida por los demás (Jn. 15:13), glorificando a Dios al hacerlo. Así llevamos a cabo la missio Dei, la misión de nuestro Dios trino.

La Trinidad es fundamental

Nunca comprenderemos completamente a nuestro trino Dios. El único tipo de dios que podríamos entender completamente sería un dios hecho a nuestra propia imagen. Pero en realidad, somos nosotros los que hemos sido hechos a imagen suya (Gn. 1:26-27).

Al acercarnos a Dios, podemos estar seguros de que Él se revela a los que lo buscan (Jer. 29:12Heb. 11: 6). Cuanto más correctamente lo percibimos, lo atesoramos más profundamente, podemos adorarlo más plenamente, y podemos unirnos a Él apasionadamente  en su trabajo en este mundo.


Kaitlin Miller


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