“Creo que soy ya demasiado grande para…”.
“Si hubiera nacido en otro país, hubiera desarrollado mi proyecto”.
“Ya lo voy a hacer, ya lo voy a hacer, ya lo voy a hacer”.
“A otros todo les resulta más fácil. Unos nacen con estrella y otros estrellados”.
Razones. Excusas. Mentiras eternas.
La lista de razones para justificar nuestra pereza y mediocridad es interminable, y cada individuo tiene sus muletillas preferidas. Los innumerables casos de progreso obtenidos a pesar de las adversidades y fracasos echan por tierra nuestras infantiles excusas.
David Foster, en su libro “Convierta sus adversidades en oportunidades”, nos estimula a la fe que se transforma en acción:
George Bernard Shaw dijo: “Estoy enfermo de ver personas razonables. Expresan todas sus razones para ser perezosas y no hacer nada”
Dios no solo recompensa la audacia; creo que también está a favor de ella. No la necedad sino la audacia. Dios recompensa las cosas audaces. Me gusta lo que dijo el filósofo Séneca: “No es porque las cosas sean difíciles que no nos atrevemos. Es porque no nos atrevemos que las cosas son difíciles”.
El apóstol Pablo nos advirtió: “No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos”. Jesús prometió: “Ustedes no dan dado algo, hecho algo, orado por algo, servido algo en mi nombre por lo que no hayan de ser recompensados en esta vida y en la vida venidera”.
¡Qué personas seguras podemos llegar a ser al invertir nuestras vidas en agendas audaces en fe!
John Scully, quien fuera ejecutivo superior en Pepsico y Apple Computes, afirmó: “Las personas que corren riesgos son las personas contras las cuales usted perderá”.
Que este día te encuentre eligiendo:
- el camino de la fe en lugar de la incredulidad,
- las razones para actuar en lugar de las razones para zafar,
- siendo audaz antes que refugiarte en la tibieza de tus miedos.
GUSTAVO BEDROSSIAN